LLAMAMIENTO DE PIZZABALLA

Israel prepara la invasión del Líbano, la Iglesia pide ayuno y oración

En el aniversario del 7 de octubre, un año después del ataque de Hamás contra Israel, celebramos también la Solemnidad de la Santísima Virgen del Rosario. El Patriarca de Jerusalén Pizzaballa ha realizado un llamamiento a una jornada de oración, ayuno y penitencia para pedir la paz. Mientras tanto, Netanyahu prepara la invasión del Líbano.

Internacional 27_09_2024 Italiano

Han pasado 356 días desde el comienzo de la guerra. El enfrentamiento entre Israel y Hamás ha sembrado muerte y destrucción en toda la franja de Gaza. Desde aquel trágico 7 de octubre del año pasado se han producido profundas e insalvables laceraciones entre palestinos e israelíes, y la guerra ha causado “miles de víctimas inocentes, y el odio ha encontrado también un lugar en el lenguaje y en las acciones políticas y sociales”, escribe el Patriarca de Jerusalén de los Latinos, Pierbattista Pizzaballa, en un mensaje enviado a los cristianos de Tierra Santa (AQUÍ), casi un año después del ataque terrorista de Hamás. “Os invito, por tanto, a una jornada de oración, ayuno y penitencia el próximo 7 de octubre, fecha que se ha convertido en símbolo del drama que estamos viviendo, y que ha sumido a Tierra Santa -y no sólo a ella-, en una vorágine de violencia y odio jamás vista ni experimentada antes” (leer la oración especialmente escrita AQUÍ ).

Pero además, el 7 de octubre también es la fecha en la que la Iglesia celebra a la Santísima Virgen del Rosario, y Pizzaballa no ha elegido la fecha al azar.

El Patriarca de Jerusalén reitera su condena, manifestada varias veces en estos largos meses, “a esta guerra sin sentido y a lo que la ha generado, invitando a todos a detener esta deriva de violencia y a tener el coraje de encontrar otras vías de solución al conflicto actual, que tengan en cuenta las exigencias de justicia, dignidad y seguridad para todos”. “También nosotros -continúa- tenemos el deber de comprometernos por la paz, ante todo preservando nuestros corazones de todo sentimiento de odio y cultivando, en cambio, el deseo del bien para todos. Con nuestro compromiso, cada uno en su contexto comunitario y en la medida de nuestras posibilidades, tenemos que apoyar a los necesitados, ayudar a quienes trabajan personalmente para aliviar el sufrimiento de los afectados por esta guerra y promover toda acción de paz, reconciliación y encuentro”. Concluyendo su mensaje, Pizzaballa realiza una invitación a la oración: “Que cada uno de nosotros, con el rosario o de la forma que considere oportuna, personalmente, pero mejor aún en comunidad, encuentre un momento para detenerse a orar y elevar al ‘Padre misericordioso y Dios de toda consolación’, nuestro deseo de paz y reconciliación”.

Sin embargo, a día de hoy israelíes y palestinos son dos pueblos aniquilados y devastados por el odio mutuo. Estos últimos ven cada día lo que sucede en Gaza y Cisjordania, y ahora también en el Líbano; los israelíes sólo piensan en los rehenes y en conseguir que los habitantes del norte de Galilea vuelvan a sus casas. El odio, el antisemitismo, el resentimiento y el deseo de venganza se extienden mucho más allá de la zona de guerra, y una simple victoria militar no acabaría con todo ello.

Mientras tanto, dos brigadas de reservistas han sido movilizadas y desplegadas en el norte de Israel, listas para la acción terrestre que daría el pistoletazo de salida a la invasión del Líbano. Los planes estratégicos han sido preparados y aprobados por el primer ministro Benjamin Netanyahu y sus ministros. “¿Escucháis los jets sobrevolando? Sirven para preparar el terreno para vuestra posible entrada. Vuestras botas entrarán en los pueblos que Hezbolá ha convertido en puestos militares avanzados”, declaró Herzi Halevi, Jefe del Estado Mayor de la Defensa. Y Netanyahu, a través de un comunicado, ha aclarado: “Estamos golpeando a Hezbolá de una forma que nunca habíamos imaginado. Lo estamos haciendo con toda la fuerza y astucia. Os hago una promesa: no pararemos hasta conseguir nuestro objetivo”. Respaldando al primer ministro y al jefe de las Fuerzas Armadas está el rabino Yitzchak Ginsburgh, asociado del movimiento Jabad Lubavitch y actual director de la Yeshiva Od Yosef Chai en Cisjordania. En una carta, hecha pública el miércoles, pide al gobierno que ocupe Líbano, porque “sólo así será posible acabar con la amenaza y llevar la paz verdadera a todo el país. Tras la conquista y expulsión de la población hostil, debe establecerse un asentamiento judío, completando así la victoria”.

La situación en la tierra de los cedros empeora por momentos. Israel ha empezado a arrasar varios pueblos con su aviación. Las víctimas se acercan al millar, mientras que los heridos se cuentan por miles. Mujeres y niños se ven obligados a revivir experiencias bélicas que se esperaban superadas. Las iglesias han abierto sus puertas para acoger a los que huyen. Los conventos de la Custodia de Tierra Santa también participan en su acogida. “Hemos abierto las puertas del convento para acoger a los que han huído de los pueblos del sur. Ahora tenemos decenas de familias acampadas, que huyeron sin llevarse nada, sin saber siquiera adónde ir”, explica fray Toufic Bou Mehri, del convento de Tiro.

Los hospitales ya no tienen camas y se están colapsando. Más de 22.000 personas han cruzado la frontera entre Líbano y Siria. Muchos intentan abandonar esas tierras, dispuestos a pagar tres mil dólares, con la esperanza de llegar a países más seguros.

La orden de invadir Líbano por tierra no se dará hasta que Netanyahu esté en Nueva York para asistir a la asamblea de la ONU. De hecho, la última vez que soldados israelíes pisaron Líbano fue en 2006, durante la guerra de Tammuz, cuando encontraron muchas dificultades para enfrentarse a Hezbolá en su territorio. El primer ministro libanés saliente, Najib Mikati, también se encuentra en América buscando una salida para detener una nueva masacre anunciada en la tierra de los cedros. Pero mientras en Nueva York se busca un acuerdo que contribuya al cese del conflicto, la aviación israelí ha lanzado un ataque en las afueras de Beirut. El objetivo del ataque aéreo era el comandante de la unidad de aviones no tripulados de Hezbolá, Mohammed Srur, conocido como Abu Saleh. La operación fue aprobada por Netanyahu mientras volaba a Nueva York.

Ante la guerra en Líbano, el Patriarca maronita, Béchara Boutros Raï, ha realizado un llamamiento al Consejo de Seguridad de la ONU para que interviniera eficazmente para obligar a las partes implicadas a “detener la guerra e iniciar negociaciones”. Desde Israel, ha intervenido el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, amenazando con retirar a su partido (Otzma Yehudit) del gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu si éste acepta la propuesta de alto el fuego en Líbano.

Los aviones israelíes también atacaron ayer la Franja de Gaza. Desde el 7 de octubre han muerto 41.534 personas y 96.092 han resultado heridas.