Santa Cecilia por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Inmensamente amado

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito (Jn 3,16)

Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.

(Juan 3, 16-18)