Influencias negativas
Este fue a ver a Jesús de noche. (Jn 3, 2)
Había un hombre del grupo de los fariseos llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él». Jesús le contestó: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios». Nicodemo le pregunta: «¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?». Jesús le contestó: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: “Tenéis que nacer de nuevo”; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu». (Jn 3,1-8)
Nicodemo, un fariseo, va a ver a Jesús de noche. Evidentemente, ha quedado fascinado por sus enseñanzas pero aún está sujeto al miedo de ser juzgado como su amigo por los propios hermanos en la fe. Cada uno de nosotros está influenciado, en el bien y en el mal, por la mentalidad de su tiempo. Jesús es el único que no está sujeto a las modas o a los juicios de otros; al contrario, es Él el que se convierte en un nuevo modelo. Reflexionemos: ¿por quién nos hemos dejado influenciar mayoritariamente en estos últimos días? ¿Por Jesús o por el juicio de los demás? ¿Hemos buscado a Jesús en la oscuridad como Nicodemo, o no nos hemos avergonzado de ser cristianos?