San Columbano por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Inapropiada

María la Magdalena fue y anunció a los discípulos... (Jn 20, 18)

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?». Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!». Ella se vuelve y le dice: «¡Rabbuní!», que significa: «¡Maestro!». Jesús le dice: «No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”». María la Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto».  (Jn 20, 1.11-18)

 

María Magdalena no reconoce a Jesús resucitado hasta que no se siente llamada por su nombre. Por la gran alegría que le produce el encuentro con el Salvador, corre a anunciar que Él ha resucitado. Hay que remarcar que en aquella época la palabra de una mujer no se consideraba importante, hasta el punto que las mujeres ni siquiera podían testificar delante de los jueces. Dios elige para las tareas más importantes y delicadas al inadaptado, al pobre, al limitado; en otras palabras, elige al humilde para realizar Sus proyectos. Esta noche, en el examen de conciencia, preguntémonos si en este día hemos conseguido fiarnos de Jesús completamente hasta el punto de no tener miedo a cumplir su voluntad.