San Pedro Canisio por Ermes Dovico
ENTREVISTA/MARTA DELL'ASTA

He aquí la razón por la que Putin quiere conquistar Ucrania. La religión es un pretexto

En un discurso pronunciado el 21 de febrero, el presidente ruso Vladimir Putin reconoció la independencia de las repúblicas separatistas de Lugansk y Donetsk. Pero no solo eso. Volvió a poner en duda la propia existencia de Ucrania como Estado independiente y soberano. ¿Cuál es su objetivo, entonces? ¿Acaso lo que quiere Putin, en nombre del patriarcado de Moscú, es actuar por una causa religiosa dado el reciente reconocimiento del patriarcado de Kiev por parte del patriarca ecuménico Bartolomé I? Se lo preguntamos a Marta Carletti Dell'Asta, investigadora de la Fondazione Russia Cristiana y directora de la revista La Nuova Europa.

Internacional 25_02_2022 Italiano English

En un discurso pronunciado el 21 de febrero, el presidente ruso Vladimir Putin reconoció la independencia de las repúblicas separatistas de Lugansk y Donetsk. Pero no solo eso. Volvió a poner en duda la propia existencia de Ucrania como Estado independiente y soberano. 

"Me gustaría subrayar una vez más que Ucrania no es solo un país vecino para nosotros. Es una parte inalienable de nuestra historia, cultura y espacio espiritual. Desde tiempos inmemoriales, los habitantes del suroeste de lo que históricamente fue tierra rusa se llaman a sí mismos rusos y cristianos ortodoxos. Así era antes del siglo XVII, cuando parte de este territorio se incorporó al Estado ruso, y después", declaró el presidente ruso. ¿Cuál es su objetivo, entonces? ¿El Donbass o Kiev directamente? ¿Acaso lo que quiere Putin, en nombre del patriarcado de Moscú, es actuar por una causa religiosa dado el reciente reconocimiento del patriarcado de Kiev por parte del patriarca ecuménico Bartolomé I? Se lo preguntamos a Marta Carletti Dell'Asta, investigadora de la Fondazione Russia Cristiana, especialista en temas de disidencia y política religiosa del Estado soviético y directora de la revista La Nuova Europa.

Señora Dell'Asta, Putin cree que Ucrania no es solo un vecino, sino una "parte inalienable de nuestra historia, cultura y espacio espiritual". Con esta última definición, se refiere al cristianismo ortodoxo. Entonces, ¿hay una causa religiosa en el conflicto de Ucrania?
No creo. Putin siempre ha hablado mucho de la religión como elemento fundamental de su diseño, pero últimamente está surgiendo cada vez más la forma en que el presidente ruso entiende la religión: una forma instrumental e incluso un poco paganizante. Es solo uno de los elementos que utiliza para reforzar su poder.

¿Qué quiere decir con una concepción "paganizante" de la religión?
Tomemos un ejemplo reciente: el 4 de febrero se concluyó la tramitación de un decreto presidencial sobre los "valores tradicionales en los que se basa el Estado ruso", que aún está pendiente de la firma definitiva. Este documento es muy indicativo. Enumera una serie de valores en los que se basaría Rusia, como el "patriotismo", el "trabajo constructivo", dando la imagen de un Estado ético, en el que se prescribe por ley que el ciudadano debe ser honesto, generoso y patriótico. Esta lista incluye "altos valores espirituales", pero nunca menciona a Dios ni a ninguna confesión religiosa. Se trata, pues, de un uso instrumental de estos valores, que se definen como "tradicionales" pero que ya no tienen un vínculo específico con el cristianismo. De este modo, la religión se utiliza cuando es necesario, como un mero brazo espiritual del poder político.

Putin acusa al gobierno ucraniano de utilizar a la Iglesia ortodoxa autocéfala del patriarcado de Kiev (reconocida solo en 2018 por el patriarca ecuménico Bartolomé I) para incitar al odio contra los rusos y también denuncia un plan del gobierno de Kiev para destruir las iglesias del patriarcado de Moscú. ¿Qué fundamento tienen estas acusaciones?
Estos tonos exagerados son típicos de un estado de preguerra, de una voluntad deliberada de crear una fuerte oposición. En el caso de la Iglesia ortodoxa, en realidad es bastante común tender a identificarse con la propia comunidad étnica. Así que tenemos una Iglesia ortodoxa rusa, una Iglesia ortodoxa rumana, etc. A medida que Ucrania emprendía su camino hacia la independencia, crecía también el deseo de que se reconociera su propia Iglesia nacional. Sea justo o equivocado, esto es coherente con la lógica interna de la ortodoxia. En cuanto a la persecución, hasta ahora no ha habido ninguna. Ha habido casos esporádicos de iglesias que han sido objeto de disputa entre las dos comunidades. No ha sido un fenómeno masivo y no ha provocado incidentes graves. Estas Iglesias conviven pacíficamente. El 22 de febrero, un día después de que las tropas rusas entraran en Donbass, el primado de la Iglesia ortodoxa de Ucrania, Epifanij, hizo un llamamiento a los fieles para que respetaran absolutamente las iglesias pertenecientes al patriarcado de Moscú.

¿Entonces Putin dirige su acusación más contra la identidad ucraniana que contra su Iglesia?
Sí, también porque el presidente ruso ni siquiera tiene competencia para entrar en un debate eclesial intraortodoxo. Lo utiliza, incluso de forma algo inapropiada, por motivos nacionalistas. Además, si queremos retroceder en el tiempo, el propio origen de la Iglesia en Ucrania es anterior al de Rusia: la Iglesia nació en Kiev, y solo después de la invasión de los mongoles se trasladó al norte y a Moscú. Al principio se llamaba metropolia de Kiev, y luego cambió su nombre por el de patriarcado de Moscú. La historia no es tan sencilla como le gustaría al presidente.

Putin acusa al régimen comunista soviético, empezando por Lenin, de haber "creado" Ucrania. Sin embargo, Rusia siempre reacciona con fuerza contra cualquier forma de "revisionismo" del pasado soviético, protegiendo una historiografía que exalta los éxitos de la URSS. ¿Cómo se explica esta contradicción?
La acusación contra Lenin en el discurso de Putin es puramente formal. También porque como la autonomía de las entidades nacionales en la Unión Soviética era solo sobre el papel, nunca se aplicó. El derecho de secesión nunca se aplicó. Era solo una ficción. Por consiguiente, la sustancia del discurso de Putin no es sobre el comunismo, es solo la negación del derecho de Ucrania a ser una entidad estatal separada de Rusia. Y esta suposición se basa en una falsedad histórica, porque Ucrania era una nación mucho antes de Lenin; y en la época de la Revolución rusa y la posterior Guerra Civil (1917-1921) declaró su independencia. Si Lenin pudo pensar en la creación de una República Socialista Soviética de Ucrania, es solo porque Ucrania ya existía. El verdadero problema de Putin es lo que él mismo declaró en 2005: "La mayor tragedia geopolítica del siglo XX fue la disolución de la Unión Soviética". Y esto lo explica todo. Es la idea de que el imperio no debía deshacerse y debe ser reconstituido, empezando por Rusia, Bielorrusia y Ucrania.

Hace dos meses, la justicia rusa también disolvió dos de las principales sedes de la asociación Memorial, la principal fuente de estudio de los crímenes del comunismo. ¿Es por tanto el actual gobierno ruso un descendiente directo de la URSS?
Sí y no. Creo que la línea de interpretación debe ser siempre la de la reconstrucción del imperio, en nombre de la cual hay que eliminar todo lo que sea un obstáculo. La preferencia no es solo por el pasado soviético, sino por todo lo que exalta la grandeza de Rusia, como la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Se revalorizan y celebran figuras que no son ideológicamente homogéneas, desde Iván el Terrible hasta Stalin, pasando por la familia Romanov. Hay un nuevo criterio ideológico: la historia se reescribe para glorificar al país. Si la asociación Memorial escribe la historia real, no mitificada, de la Unión Soviética, debe ser silenciada, al igual que se ha ordenado el cierre de archivos y periódicos independientes.