Santo Tomás por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Fieles a la enseñanza de la Iglesia

Apacienta mis corderos. (Jn 21,15)

Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme». (Jn 21,15-19)


Una de las tareas del ministerio de san Pedro y sus sucesores es el de pastorear el rebaño de almas que Él salvó a través del sacrificio en la cruz. El papa tendrá que ocuparse de conducir a los fieles a nutrirse en los santos pastos de la Palabra de Dios para, así,  ayudarles a discernir en la vida cotidiana el bien del mal y obedecer a la divina voluntad. Si el vicario de Cristo, el papa, tiene que enseñar y repetir lo que Jesús ha enseñado, lo mismo deben hacer los obispos y los sacerdotes. También los catequistas y los padres deben sentirse comprometidos en la fe hacia la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia. Para concluir, todo el que esté llamado a la educación no debe transmitir sus ideas personales, sino hacerse eco de la voz del Buen Pastor, Jesús.