Eucaristía, la carretera hacia el Cielo
Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado. (Lc 13,33)
En aquella misma ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: «Sal y marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte». Y les dijo: «Id y decid a ese zorro: “Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día mi obra quedará consumada. Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén” ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido. Mirad, vuestra casa va a ser abandonada. Os digo que no me veréis hasta el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!». (Lc 13,31-35)
Jesús será capturado, juzgado y asesinado solo cuando Él lo quiera, no antes. Por esto, Jesús responde a quienes le avisan de los peligros que no es Herodes el que decidirá sobre los días que le quedan por vivir. Solo en el momento establecido por el Padre celeste será aparentemente capturado por los adversarios, pero en realidad será Él mismo quién se entregará a ellos. Jesús se entregará a los verdugos porque es Él quien decide tomar sobre sí todos los pecados de los hombres de todos los tiempos. En griego Eucaristía significa agradecimiento. Acerquémonos con sincero reconocimiento y amor a la Eucaristía, sumo don de Jesús para nosotros. Como decía el beato Carlo Acutis, quinceañero enamorado de Jesús y particularmente devoto del Santísimo Sacramento: “La Eucaristía es mi carretera hacia el Cielo”.