FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Enemigos antipáticos

Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen. (Mt 5, 44)

Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto. (Mt 5, 43-48)


Tener sentimientos de aversión hacia quien nos hace daño no es pecado; al contrario, es algo normal. Jesús, de hecho, no dice “que vuestros enemigos os sean simpáticos”, sino “amar a vuestros enemigos”, o sea, hay que querer su bien. Cuando transformamos los sentimientos en odio estos se convierten en pecado y no permiten que sean perdonados. También en el caso de nuestros enemigos, acordémonos siempre de juzgar sólo el pecado, no al pecador. ¿Lo hemos hecho siempre en nuestra vida?