Cristo Rey por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

En perfecta sintonía

Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. (Jn 15,1)

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos». (Jn 15,1-8)


Quien conoce al Hijo de Dios, Jesús, y lo ama, conoce también al Padre que lo mandó porque sus deseos están en perfecta sintonía. Por esto, quien obedece a la Palabra del Hijo es amado y protegido también por el Padre. Quien tiene fe en el Hijo es ayudado por Él, mediante su intercesión, respecto al Padre, hoy y en la hora de la muerte terrenal. Santa Caterina de Siena pedía y sus palabras resuenan también ahora en nosotros: ¿Quién es el necio que, viéndose tan amado, no pueda amar a su vez con fervor?