Viernes Santo por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

El rechazo de Dios

El Hijo del hombre tiene que padecer mucho (Lc 9, 22)

Porque decía: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día». Entonces decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo? (Lc 9, 22-25)


El cuerpo vale más que el vestido y la vida más que la comida. El cristiano tiene fe en Dios providencia, constantemente involucrado en Su creación y, aún más, con la criatura de más elevada dignidad, el hombre, por cuya Salvación no ha dudado en encarnarse. La Salvación que Dios nos dona con la Encarnación de Su Hijo consiste en enseñarnos, en mostrarnos y en testimoniarnos, con Jesús, que nosotros no somos autónomos con respecto a Él, aunque nos deja la libertad de rechazar su amor. El rechazo a Dios es, por consiguiente, la verdadera fuente de los sufrimientos con los cuales la humanidad incrédula se flagela a sí misma.