El perdón
Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? (Mt 18,21)
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:
«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».
Jesús le contesta:
«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo".
Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:
"Págame lo que me debes".
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:
"Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré".
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:
"¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?".
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».
Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
(San Mateo 18,21-19,1)
Quien no es capaz de perdonar demuestra ingratitud: olvida sus propios errores, ya perdonados por otros hombres o, más aún, por Dios. Estas personas, en lugar de reconocer su condición de pecadores, se comportan con arrogancia, como si no le debieran nada a nadie, y menos aún al Señor. Quien es soberbio vive en un estado de miseria interior: no se da cuenta del perdón recibido, no da las gracias y cierra su corazón a la belleza del amor divino. Al hacerlo, es incapaz de transmitir este amor perdonando a su vez a quienes le han herido. ¿Hay alguien a quien necesitas liberar de tu rencor? ¿Por qué ha pasado tanto tiempo?