San Roberto de Molesmes por Ermes Dovico
FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

El objetivo del Paraíso

¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer? (Mc 10,2)

Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?». Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?». Contestaron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo: «Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre». En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio». Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él». Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos. (Mc 10,2-16)

 

El hombre y la mujer fueron creados por Dios, no para competir entre ellos y reivindicar una imposible paridad de sexos, sino para ayudarse en su vida y en el amor, en su complementariedad de roles y responsabilidad fundada sobre la igual dignidad. Quien está casado no debe dejar crecer en su corazón la sospecha de que el otro es un obstáculo en su realización, sino acabará viendo en el cónyuge solo el mal, hasta que las divisiones se vuelvan insanables. Con el perdón y el servicio recíproco, en cambio, toda dificultad se resolverá. Jesús ha venido, no solo para restaurar la armonía original del hombre y la mujer con el Padre y entre ellos, sino también a llamarlos a una felicidad incluso superior: vivir juntos en esta tierra y ayudarse para alcanzar el objetivo del Paraíso.