San Pascasio Radberto por Ermes Dovico
LA PREGUNTA

El final de la pandemia (cuando “ellos” lo decidan)

¿Cuándo terminará la pandemia? No cuando el número de muertos sea cero, sino cuando la sociedad deje de estar totalmente consumida por las impactantes cifras de la pandemia. También depende de nosotros que no sea un producto apetecible para los grandes medios de comunicación.

Internacional 25_01_2022 Italiano

El fin de la pandemia no depende del virus, sino de los gobiernos y los medios de comunicación. El British Medical Journal ha publicado recientemente un interesante artículo titulado El fin de la pandemia no será transmitido. David Robertson y Peter Doshi, los dos autores del artículo, escriben: “No existe una definición universal de los parámetros epidemiológicos para el final de una pandemia. Entonces, ¿con qué parámetro sabremos que, efectivamente, se ha acabado? La Organización Mundial de la Salud ha declarado una pandemia de Covid-19, pero ¿quién nos dirá cuándo ha terminado?”.

Los autores explican que la infodemia desenfrenada “ha contribuido a la percepción de que la pandemia habrá terminado cuando todos los indicadores [...] lleguen a cero (contagios, casos, muertes) o a 100 (porcentaje de vacunados). Sin embargo, las pandemias respiratorias del siglo pasado demuestran que el final no es preciso y que el fin de la pandemia se entiende mejor como la reanudación de la vida social, no como la consecución de objetivos epidemiológicos concretos. Las pandemias respiratorias de los últimos 130 años han sido seguidas por olas estacionales anuales alimentadas por la ‘endemicidad’ viral que generalmente continúa hasta la siguiente pandemia”.

En particular, el artículo subraya que el criterio de “cero enfermos” y/o “cero mortalidad” no puede aceptarse como un criterio válido para declarar cerrada la temporada pandémica: "La idea [...] de que una pandemia termina cuando los casos o las muertes se reducen a cero está en desacuerdo con la evidencia histórica de que la morbilidad y la mortalidad sustanciales de la gripe continúan ocurriendo temporada tras temporada entre pandemias”.

No sólo eso, sino que el índice de mortalidad también puede ser engañoso por otra razón. Los autores advierten que “el final de una pandemia no puede definirse por la ausencia de un exceso de muertes asociadas al patógeno pandémico”. Esto significa que hay que rechazar el siguiente criterio: cuando el número de muertes por año está dentro de la media anual, significa que la pandemia ha terminado. Pero este criterio no es válido porque se ha visto que a veces, en los períodos entre una pandemia y otra, ha habido más muertes. Así que se podría decretar erróneamente el fin de una pandemia porque la tasa de mortalidad es menor que en períodos anteriores, pero estos períodos están fuera de la media.

Pasemos a otro criterio para establecer el fin de una pandemia: “El levantamiento de las medidas o restricciones para proteger la salud pública”. Entre otras cosas, los autores señalan que “en comparación con las pandemias anteriores, la pandemia del Covid-19 ha producido una alteración sin precedentes de la vida social”.

Pero, ¿cuándo se levantarán las restricciones? Ésta es la pregunta: ¿cuándo utilizarán los gobiernos, los lobbies de poder y las élites políticas los medios de comunicación para comunicar que la pandemia ha terminado? La afirmación parece obvia –el fin de la pandemia equivale al fin de las restricciones-, pero en realidad no lo es tanto. En resumen, los dos autores nos están diciendo que el fin de la pandemia no depende del virus, sino de la combinación gobierno-medios de comunicación: “Las pandemias no terminan cuando la transmisión de la ‘enfermedad termina, sino cuando, en la atención del público en general y en el juicio de algunos medios de comunicación y élites políticas que dan forma a esa atención, la enfermedad deja de ser digna de interés’ (Greene JA, Vargha D., How Epidemics End, Boston Review, 30 de junio de 2020)”.

Por tanto, todo está en manos de estos grupos de poder: mientras se hable de ella y se haga de una manera determinada, la pandemia no se acabará: “Los cuadros de mando de la pandemia [tablas, gráficos, esquemas, diagramas de resumen, etc.] proporcionan un combustible interminable, asegurando que la pandemia de Covid-19 esté siempre de actualidad, incluso cuando la amenaza es baja. De este modo, podrían prolongar la pandemia influyendo negativamente en la percepción de que ha terminado o limitando la vuelta a la vida anterior a la pandemia”. Por ello, acabar con los flujos continuos de información “podría ser la opción más eficaz y la única para acabar con la pandemia”.

De ahí la conclusión: “La historia sugiere que el fin de la pandemia no será la simple consecuencia de alcanzar la inmunidad de rebaño ni el resultado de una declaración oficial, sino que se producirá de forma gradual y desigual a medida que la sociedad deje de ser consumida por completo por los impactantes parámetros de la pandemia”. Si la narrativa del gobierno y de los medios de comunicación se calma, entonces la percepción colectiva pondrá fin a esta temporada de pandemia, de lo contrario, hipotéticamente, la pandemia podría no cesar nunca. En resumen, la pandemia seguirá existiendo mientras siga existiendo en nuestras cabezas: “El fin de la pandemia es más una cuestión de experiencia vivida, y por tanto un fenómeno más sociológico que biológico. [...] La pandemia de Covid-19 se acabará cuando apaguemos nuestras pantallas y decidamos que otros asuntos merecen de nuevo nuestra atención. A diferencia de su comienzo, el final de la pandemia no se transmitirá”, lo que significa que no habrá un día concreto en el que la televisión y los periódicos informen de esta noticia.

Por último, quizá lo que no se dice en el artículo es lo siguiente: también depende de nosotros empezar a no pensar en la pandemia todo el tiempo, y salir del flujo constante de información sobre ella. Nuestra falta de interés disuadirá a los medios de comunicación de seguir hablando del Covid. Y así, los dos investigadores parecen sugerir que hagamos que el Covid deje de ser un producto atractivo para los grandes medios de comunicación.