El camino a seguir
Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma. (Mc 12, 30)
Se acercó y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús: «El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos». El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas. (Mc 12, 28b-34)
Solo si no cedemos a nuestro egocentrismo y ponemos a Dios en el centro de nuestro corazón podremos vivir en paz y serenidad. Para hacer esto necesitamos la ayuda indispensable del Espíritu Santo. Jesús nos recuerda que el mandamiento más importante es el de amar a Dios con todas nuestras fuerzas para, precisamente, indicarnos el camino que tenemos que recorrer en la tierra. Esforcémonos por obedecer a este mandamiento: solo así podremos comprender nuestros límites y perdonar los de los demás para poder amar en modo correcto y sin cálculos humanos, como Dios desea, al prójimo como a nosotros mismos.