El buen escriba
No estás lejos del reino de Dios. (Mc 12, 34)
Un escriba que oyó la discusión, viendo lo acertado de la respuesta, se acercó y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús: «El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos». El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas. (Mc 12, 28-34)
Jesús le reveló a san Agustín que quien Lo busca sinceramente, en realidad, ya Lo ha encontrado. Este parece ser el caso del escriba, que no interroga a Jesús para intentar engañarlo, sino porque está sediento de esa Verdad que, en resumen, es Jesús mismo. Desear con ardor y pureza de corazón la Verdad es, por lo tanto, amar a Jesús. Hagamos nuestra la búsqueda sincera de Jesús como hizo el buen escriba, para no estar lejos del reino de Dios.