“Detened la barbarie en Gaza”: el Papa hace un llamamiento a la comunidad internacional
Hay que “respetar el derecho humanitario, así como prohibir el castigo colectivo, el uso indiscriminado de la fuerza y el desplazamiento forzoso de la población”. Así se ha expresado ayer León XIV en el Ángelus, en una contundente intervención sobre lo que está sucediendo en Gaza.

Detener “inmediatamente la barbarie de la guerra” y hacer un llamamiento a la comunidad internacional para que se respete el derecho humanitario (...) y se prohíba el castigo colectivo, el uso indiscriminado de la fuerza y el desplazamiento forzoso de la población”. La intervención de ayer del Papa León XIV en el Ángelus (aquí el texto íntegro del pasaje dedicado al conflicto en Oriente Medio) ha sido clara y dura.
Hay una condena explícita de lo que el Gobierno israelí está haciendo y planeando en Gaza, en palabras del Papa León XIV. Evidentemente, el primer ministro Benjamin Netanyahu no ha logrado convencer al Pontífice de sus razones y de su buena fe en la conversación telefónica de una hora que mantuvo el viernes pasado. Y la invitación realizada para visitar Israel suena como un intento desesperado —y fallido— de ganarse el crédito de la Santa Sede tras el atroz ataque del jueves 17 de julio contra la parroquia católica de Gaza, que ha costado la vida a tres personas y ha dejado muchos heridos.
La historia del error (que es la versión oficial del Gobierno israelí) no ha convencido en absoluto, y ha sido el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, quien, en una declaración el sábado 19 de julio en la televisión italiana, ha expresado este sentimiento: “Demos el tiempo necesario para que nos digan realmente qué ha sucedido: si ha sido realmente un error, algo de lo que podemos dudar legítimamente, o si ha habido una voluntad de atacar directamente una iglesia cristiana, sabiendo que los cristianos son un elemento de moderación en el contexto de Oriente Medio y también en las relaciones entre palestinos y judíos”. (En la foto de la izquierda, el cardenal Pizzaballa visita a los heridos del ataque a la iglesia católica de Gaza)
Pero la intervención del Papa en el Ángelus de ayer no ha hecho referencia solo a los cristianos atacados por el ejército israelí —a quienes también ha dedicado profundas palabras de aliento—, sino a la guerra en su conjunto, una barbarie que hay que detener. Así como fue bárbara la masacre perpetrada por los terroristas de Hamás el 7 de octubre de 2023, lo mismo hay que decir de la forma en que el Gobierno israelí ha desencadenado su reacción y está llevando a cabo una acción militar indiscriminada que no distingue entre objetivos civiles y militares.
En una entrevista concedida al periódico italiano Corriere della Sera, el embajador israelí en Italia, Jonathan Peled, aunque lamenta el ataque a la parroquia católica, asegura que “los terroristas están en todas partes, incluso en edificios públicos como escuelas y, por desgracia, en lugares de culto. Utilizan a los palestinos como escudos humanos. Nuestras fuerzas están luchando y respondiendo a los ataques de Hamás. A veces consiguen dar en el punto exacto desde donde provienen estos ataques, pero otras veces, de forma totalmente involuntaria, no alcanzan con precisión a los terroristas”.
Aunque es cierto que Hamás se escuda tras los civiles y luego juega esta carta como propaganda, esto no justifica en modo alguno las decenas de miles de civiles asesinados por Israel en estos veinte meses de guerra. La cuestión de los escudos humanos se ha convertido en una excusa para atacar indiscriminadamente a cualquiera, incluidas mujeres y niños, porque se quiere empujar a la población palestina a marcharse.
Y, en cualquier caso, apelando al respeto del derecho humanitario, el Papa León XIV reafirma “la validez permanente de la ley moral durante los conflictos armados”, como reza el n.º 2312 del Catecismo de la Iglesia Católica, que cita además la Constitución pastoral Gaudium et Spes, donde se afirma que “el hecho de que haya estallado una guerra no hace que todo sea lícito entre las partes en conflicto”. Esto incluye también el uso despiadado del hambre como arma de guerra, que viola, como recuerda el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, “el principio de humanidad, inscrito en la conciencia de toda persona y de todo pueblo” y que “implica la obligación de proteger a la población civil de los efectos de la guerra” (n. 505).
El Papa recuerda acertadamente que es deber de la comunidad internacional intervenir no solo para que se respete el derecho humanitario, sino también para impedir que continúe el castigo colectivo a un pueblo, el uso indiscriminado de la fuerza y el desplazamiento forzoso de la población. Lo que equivale a decir: detened a Israel, detened al gobierno de Netanyahu. Y deberíamos añadir que no solo a Israel, porque también en Siria se están cometiendo masacres de minorías religiosas en medio del silencio total de Occidente (véase aquí)
No se trata en modo alguno de una toma de posición partidista, porque la condena de la barbarie también se refiere a Hamás, dado que el odio y el deseo de aniquilar al enemigo también llenan el corazón de las diversas facciones palestinas. Pero en este momento no se pueden ignorar las evidentes violaciones del derecho internacional por parte de Israel, cuyo Gobierno es esclavo de la ilusión de que su seguridad y su derecho a existir dependen únicamente del uso de la fuerza. Y precisamente por eso ha abierto frentes de guerra no solo en los territorios palestinos, sino también en el Líbano, Siria, Irán y Yemen.
En estas condiciones, un alto el fuego efectivo solo será posible si se obliga al Gobierno israelí a cambiar de estrategia y a renunciar, como mínimo, a la expansión de sus territorios; y, por otra parte, si se obliga a Hamás y a sus patrocinadores a renunciar a la destrucción de Israel y del pueblo judío.