MALA EDUCACIÓN

De la historia a las matemáticas de género, los niños en la mira en España

El gobierno socialista español está comprometido con la reforma de los planes de estudio escolares, a la luz de la Ley Celaá. En los borradores de los decretos relativos a las escuelas para niños de 0 a 12 años se habla de “descubrimiento personal de la sexualidad”, “juegos exploratorios estimulantes”, enseñar matemáticas desde una “perspectiva de género”, etc. Un proyecto que tiene como objetivo eliminar la moral y la identidad cristiana.

Educación 17_08_2021 Italiano

Tras la aprobación de la Lomloe el 29 de diciembre, mejor conocida como la Ley Celaá, el gobierno socialista español está lidiando con su aplicación práctica, es decir, con la reforma de los planes de estudios escolares de todo el país. En días pasados, el 9 y 10 de agosto, se descubrió que el gobierno quiere promover en estos decretos lo peor de la neo doctrina educativa occidental, que diluye las nociones académicas básicas y las reemplaza por ideologías peligrosas, además de fantasiosas. Son un ejemplo algunos anexos de los decretos para la educación en la guardería y la primaria española (de cero a 12 años) que incluyen el “descubrimiento personal de la sexualidad” y los “juegos de exploración estimulantes”; las matemáticas desde una perspectiva de género (que ya está contaminando la mente de cientos de miles de niños en los EE. UU.) y otras amenidades no menos peligrosas en la gramática, la lectura de textos escolares, etc.

En el caso de la escuela primaria (6-12 años), el gobierno da a las matemáticas una “perspectiva de género”, pero los profesores advierten que hay menos contenido en el nuevo plan de estudios: faltan los números romanos, la regla del tres y el dictado. El gobierno ha abrazado el proyecto de transformar a los estudiantes en pequeños investigadores, pero sin proporcionarles las herramientas de conocimiento o una brújula para investigar la realidad. De hecho, el socialismo pedagógico en salsa ibérica quiere imponer gruesas anteojeras ideológicas a los niños españoles, para que se acostumbren a ver sólo un atisbo de la realidad. En los últimos días, el Ministerio de Educación envió algunos de los borradores de estos decretos a las comunidades regionales, a los que tuvo acceso el diario ABC. Los ministerios regionales de educación deberán evaluarlos y completarlos: en las regiones sin lengua cooficial, los reales decretos suponen el 60% del currículo, mientras que en las que tienen lengua cooficial, el 50%.

Las nuevas matemáticas que el gobierno está preparando para la escuela primaria también tendrán un “sentido socioemocional” para ayudar a los alumnos a “manejar” sus sentimientos. El texto, al que también tuvo acceso El Mundo, dice que “resolver problemas matemáticos debería ser una tarea gratificante”. “La adquisición de habilidades emocionales en el aprendizaje de las matemáticas promueve el bienestar de los estudiantes y su interés por la disciplina y motivación por las matemáticas desde una perspectiva de género”. El gobierno, además de programar generaciones de ignorantes certificados sin conocimientos básicos en matemáticas, gramática, lectura e historia, quiere enseñar a los niños de la escuela primaria qué es “bueno” y qué es “malo” en el plan de estudios de la escuela sobre “Valores cívicos y éticos”. A los estudiantes se les enseñará a reconocer los riesgos de “manipulación y desinformación”, todo obviamente entendido en el sentido de lo políticamente correcto: al hacerlo, un espíritu crítico joven que quiere ir más allá de los límites del conocimiento del régimen y quiere investigar o aprender otro tipo de información histórica, filosófica, matemática y literaria, podría correr el riesgo de ser acusado de “discriminación” hacia sus compañeros.

El Partido Popular de Pablo Casado dijo que los nuevos planes de estudio escolares están imbuidos de una “perversión extraordinaria”, un claro intento del gobierno de “apropiarse de la educación para introducir la ideología en el aula”, que viola el artículo 27 de la Constitución, “privando a los padres de la responsabilidad de la educación de sus hijos” e impidiendo a que estos últimos de “recibir una formación religiosa y moral” según las “convicciones” de sus padres. Los propios Populares, en nombre de la coalición de gobierno autonómico que los ven implicados, ya han decidido desarrollar el currículum autonómico para evitar el adoctrinamiento ideológico que quiere imponer Madrid. El líder de Vox, Santiago Abascal, no se quedó atrás, enviando un mensaje claro al gobierno: “¡Apartad vuestras manos de nuestros hijos!... ni adoctrinamiento en amnesia histórica, ni talleres de sexualidad para preadolescentes, ni ataques a la familia, ni enseñanza en el odio a España”.

La Ley Celaá con sus reglamentos, la ley de “memoria histórica” ​​(que reinterpreta la historia del país desde una perspectiva feminista, anticristiana y comunista), la ley sobre la eutanasia, la propuesta de ley pro trans, la de Liberalizar aún más el aborto y las múltiples decisiones de las administraciones municipales de derribar crucifijos públicos, son parte del único proyecto socialista (de Zapatero a Sánchez): para erradicar por completo las raíces y tradiciones cristianas del país. Esta fue la lúcida denuncia de los obispos españoles el pasado 29 de julio. A nada sirvieron las promesas de la nueva ministra de Educación Pilar Alegría sobre la colaboración con los colegios concertados del país, como dijeron al unísono los exponentes de las escuelas católicas y los padres: faltan hechos concretos sobre la financiación, la autonomía de las escuelas, la garantía de la libertad de elección y el tema de la enseñanza de la religión católica.

El adoctrinamiento y la banalidad educativa son dos flagelos en la educación socialista de los escolares: juntos destruyen la libertad de espíritu, mortifican el deseo de verdad y anulan la voluntad de sacrificio. Esta catástrofe (des) educativa es la verdadera pandemia de este inicio de siglo.