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Cumbre UE-CELAC inicia con más desencuentros que acuerdos

Hoy y mañana se realiza el encuentro de más alto nivel entre Europa y América Latina, un espacio "Eurocompatible". Prometen hablar de paz, medio ambiente, recursos... pero no de los latinoamericanos que escapan de los gobiernos autoritarios de la región.

Actualidad 17_07_2023

Este lunes 17 y martes 18 de julio, Bruselas acoge la cumbre UE-CELAC, un evento que reúne a los 27 países de la Unión Europea con los 33 que integran la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Además, participan el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; de la Comisión de la UE, Ursula von der Leyen; y el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell.

La cumbre UE-CELAC es la reunión de más alto nivel entre ambas regiones y, luego de ocho años sin realizarse, Pedro Sánchez logró convocarla, aprovechando que España preside el Consejo de la UE. Por un lado, en un intento de reforzar los vínculos con una región “eurocompatible”; pero también con una región dominada por gobiernos progresista, que tienen a su vez sólidos vínculos con China, Rusia e Irán.

La cumbre se celebra bajo el lema “Renovar la asociación birregional para fortalecer la paz y el desarrollo sostenible”. En donde Italia, espera que “sea una cita concreta de éxito y de promoción de la colaboración”, dijo Sergio Mattarella durante su reciente visita a Paraguay. Sin embargo, esta cumbre está marcada por grandes tensiones y desencuentros.

El gran tema por afrontar: la negociación entre la UE y el Mercosur, el conglomerado formado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Un tratado que lleva dos décadas de negociaciones y que, si se aprueba, permitirá intercambio sin aranceles de carnes, frutas y verduras, minerales, entre otras materias primas.

Al respecto, la prensa brasileña no espera importantes avances debido a las exigencias del “pacto verde europeo”, que tiene una serie de normativas ambientales que prohíbe la venta en territorio europeo de productos provenientes de zonas deforestadas. Y aunque Lula Da Silva definió esto como “inaceptable” y calificó a los europeos de “arrogantes”, no sólo confirmó su participación en la cumbre, sino que además aprovechará la ocasión para presentarse como uno de los grandes protagonistas.

Pero el mayor escollo se encuentra en la reticencia de los gobiernos latinoamericanos de abordar las implicaciones de la guerra en Ucrania. De hecho, la redacción del documento final ha generado grandes tensiones, pues los países latinoamericanos se niegan a incluir una condena explícita contra Rusia y expresar apoyo a Ucrania. Una postura que obviamente contradice el apoyo a la invasión que han brindado algunos gobiernos latinoamericanos, como Venezuela y Cuba.

No en vano el gobierno cubano acusó a la UE de “falta de transparencia” y “conducta manipuladora” en la preparación de la cumbre, lo que a su juicio ponía en “serio riesgo el éxito” la cita. Críticas que fueron apoyadas por Venezuela, país en donde fue fundada la CELAC en diciembre de 2011, bajo la presidencia de Hugo Chávez.

Pero mientras la izquierda latinoamericana protesta, la Comisión Europea anunció un desembolso de 43 millones de euros (US$48,32 millones) de ayuda humanitaria para América Latina, presuntamente para paliar sus crisis políticas, climática y económicas. Sin mencionar las iniciativas de inversión en la región a través de Global Gateway, la estrategia de financiación de 300.000 millones de euros con la que la Unión Europea aspira ganarse los gobiernos de África y América Latina, en alternativa a la Ruta de la Seda China. Entonces, resulta oportuno preguntarse cuáles serán los criterios para la concesión de los recursos y qué mecanismos se utilizarán para evitar que los mismos no terminen por financiar los regímenes autoritarios latinoamericanos.

Además, la cumbre está marcada por la participación de países no democráticos, como Cuba, Nicaragua y Venezuela. En consecuencia, el Parlamento Europeo pidió a la UE que adopte sanciones contra responsables de violaciones de los derechos humanos en Cuba, citando en una resolución al presidente, Miguel Díaz-Canel, quien participa en la cumbre. Mientras que, con Nicaragua y Venezuela, la UE tiene ya tiene una relación compleja por las sanciones impuestas a varios altos cargos. Oportuno recordar a las vicepresidentas Rosario Murillo (Nicaragua) y Delcy Rodríguez (Venezuela), que tienen prohibido ingresar a territorio europeo. Obviamente Nicolás Maduro no asistió por miedo a ser detenido ya que tiene una alerta roja de la Interpol por sus nexos con el narcotráfico.

¿El tema ausente de la Cumbre UE-CELAC? La situación de los derechos humanos en América Latina. Lo recordó Amnistía Internacional en una carta abierta. “Con sus múltiples y complejos desafíos para los derechos humanos, éste es un momento crítico para Latinoamérica y el Caribe. Millones de personas se ven forzadas a huir de crisis de derechos humanos... La región es el lugar más peligroso del mundo para quienes defienden los derechos humanos… Esta cumbre ofrece la oportunidad de hacer un cambio significativo”, afirmó Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.