Covid y lockdown: epidemia de cocaína en Europa
Las ventas de esta droga han experimentado un auge en Irlanda, España y Reino Unido, donde más del 10% de la población declaró haberla consumido en los últimos meses. Hay señales de crecimiento en países donde antes no era común. Hay quienes dijeron que habían triplicado su consumo durante los toques de queda. Pero la UE finge que no pasa nada.
En los últimos cinco años, el comercio y el consumo de cocaína han alcanzado niveles récord. Y además también es casi seguro el “boom” del consumo durante la pandemia y las restricciones en Europa.
Los efectos serán devastadores para generaciones enteras. Europa está subestimando esta pandemia de cocaína, contra la cual la única vacuna es incrementar los controles, la coordinación y las fuerzas policiales. “Entre 2019 y los primeros meses de 2020, el flujo de drogas que ingresan o comercializan en Europa se estimó entre 500 y 800 toneladas. Basamos estas cifras en las toneladas incautadas en ese período, que representaron alrededor del 10-20% del total”, declaró un alto oficial de policía europea y experto en cocaína, al grupo que las pasadas semanas desarrolló el informe “Cocaine to Europe: An understimate threat” (Cocaína en Europa: una amenaza subestimada).
Los narcotraficantes, a través de sus rutas y verdaderos puertos francos, especialmente en Holanda, inundan el continente, llegando a Rusia y Asia. Estados Unidos sigue siendo el mercado natural de los cárteles mexicanos, mientras que los grupos colombianos se centran cada vez más en Europa, que es un mercado muy prometedor. “Una libra de cocaína en los Estados Unidos vale hasta $ 28.000 al por mayor. El mismo kilo vale una media de unos 40.000 dólares y hasta casi 80.000 dólares” en muchos países europeos. Pero hay otra diferencia significativa, mientras que EE.UU. lleva décadas luchando contra la producción y los comerciantes de cocaína con su propia policía especializada (DEA), el Ejército, la policía de fronteras (ICE) y diversas colaboraciones con la policía y los gobiernos centroamericanos, Europa “tiene sólo un puñado de policías u oficiales de enlace enviados a América Latina y algunos escasos recursos navales en el Caribe”.
Europa está comprometida con la lucha contra la pandemia de COVID-19, la crisis económica, el terrorismo islámico, el cambio climático… y la amenaza sistemática del tráfico de cocaína no es una prioridad. Sin embargo, las noticias sobre taxis de cocaína, entregas a domicilio de pequeñas o grandes cantidades, rebotan en los periódicos nacionales de muchas de las capitales de los países europeos, desde Milán a Londres y Berlín, casi a diario. Las ventas de cocaína, durante este año de Covid19, han experimentado un verdadero 'boom' en Irlanda, España, Reino Unido, países en los que más del 10% de toda la población declaró haber consumido polvo blanco en el último año.
Ya el año pasado, en el informe del “European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction” (Observatorio Europeo de las Drogas y Toxico-dependencias), se ponía en evidencia el peligro del crecimiento significativo del mercado de la cocaína en Europa: “El número y la cantidad de incautaciones de cocaína son ahora los más altos jamás registrados, con más de 181 toneladas de droga incautadas en 2018. Bélgica, España y los Países Bajos son países clave por donde pasan grandes cantidades de droga... hay una alta disponibilidad de cocaína en el mercado europeo y se registran signos de crecimiento en países donde antes era poco común. Actualmente, el consumo de cocaína es señalado por más países. La pureza de la cocaína al por menor ha aumentado casi todos los años desde 2009 y en 2018 alcanzó el nivel más alto de la última década... la cocaína juega ahora un papel más importante en el mercado europeo de drogas”.
Los residuos de cocaína ahora se registran permanentemente en las alcantarillas de las capitales de toda Europa y, solo en los últimos tres años, el 72% de todos los tratamientos de desintoxicación están relacionados con los consumidores de polvo blanco. La investigación periodística realizada en días pasados por Deutsche Welle, en la que algunos clientes habituales han declarado que han triplicado su consumo de polvo blanco desde el inicio de la pandemia y durante los periodos de encierro, ha reavivado el debate sobre cómo combatir esta pandemia y ambas ( o no) una prioridad para los Estados individuales y para toda Europa.
El flujo récord de drogas está generando miles de millones de euros para las redes criminales europeas y se ha convertido en un pilar de los viejos y nuevos grupos mafiosos. Jeremy McDermott, director de la organización InSight Crime, que ha publicado una encuesta muy actual sobre las rutas de la cocaína en Europa, cree que el mercado europeo del polvo blanco seguirá creciendo. Los contenedores que salen de Colombia o Brasil atracan en Europa, especialmente en los puertos de Rotterdam y Amberes y desde allí, después de haber dividido y “cortado” las cargas, invaden el resto del continente.
Al menos 18 millones de europeos habían consumido cocaína al menos una vez en su vida en 2019 (datos del Observatorio Europeo de Drogas y Toxico-dependencias), pero el número de consumidores habituales (4 millones en 2019) puede haberse multiplicado al menos tres / cuatro veces durante el 2020, también debido a las medidas tomadas a consecuencia de la epidemia de Covid.
El uso de polvo blanco no solo fortalecerá el crimen organizado, conducirá al crecimiento de formas de violencia extrema, además de provocar daños irreparables a millones de consumidores: vasos sanguíneos, órganos internos, adicciones psicológicas y enfermedades mentales. No hay que esperar a la vacuna para combatir la plaga de la cocaína, bastaría fortalecer las agencias de investigación europeas, la coordinación entre los Estados y los controles en puertos y aeropuertos, incluidos los de la muy respetable Holanda. Bruselas da una señal antes de que sea demasiado tarde.