ENTREVISTA/ Joseph Wu

Canciller de Taiwán: “China persigue a los cristianos, incluso después del acuerdo con el Vaticano”

“No solo el Vaticano sino toda la comunidad internacional debe pensar en la libertad religiosa en China”, dice el ministro de Asuntos Exteriores taiwanés Jaushieh Joseph Wu, en esta entrevista exclusiva para la Brújula. Desde el Vaticano no llegan señales de querer interrumpir las relaciones con la China democrática. Y la situación de la libertad religiosa en China es gravísima porque la persecución continúa, a pesar del acuerdo entre Pekín y el Vaticano.

Libertad religiosa 24_11_2022 Italiano English

“No solo el Vaticano sino toda la comunidad internacional debe pensar en la libertad religiosa en China”. Este fue el llamamiento del ministro de Asuntos Exteriores de la República de China (Taiwán), Jaushieh Joseph Wu, durante el encuentro con una delegación de periodistas extranjeros en Taipei, en el que la Brújula Cotidiana era el único medio católico presente.

Joseph Wu aprovechó la ocasión para denunciar lo que está sucediendo dentro de la China comunista: “Algunas iglesias han sido atacadas, muchas cruces han sido tumbadas y quemadas, en algunos lugares se les obliga a tener una imagen del líder chino y un mensaje de patriotismo, pero creo que esto es completamente contrario a la idea de libertad religiosa”.

De hecho “en China las autoridades han incrementado la presión sobre los propios cristianos, a través de detenciones indiscriminadas, cierre forzoso de iglesias y el uso de sistemas de vigilancia opresivos”, confirma el informe de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (Acs en italiano), difundido el pasado 17 de noviembre, titulado “Más perseguidos que nunca. Informe sobre los cristianos oprimidos por su fe 2020-2022”.

Una tragedia que no solo sufren los cristianos, sino todas las confesiones religiosas. “En China, la gente sabe lo que está pasando en Xinxiang y en el Tíbet, donde aquellos que tienen una cultura y religión diferente son oprimidos (por el gobierno chino). Y no solo en Xinxiang y el Tíbet son oprimidos”, reiteró el ministro taiwanés. Por ejemplo, el obispo de Xinxiang (Henan), Mons. Giuseppe Zhang Weizhu ha estado detenido en un lugar desconocido desde el 21 de mayo de 2021, pero no es un caso aislado: un informe de la ONU denunció graves violaciones de derechos humanos en curso en Xinjiang, con “sistemas de tortura o malos tratos, incluidos tratamientos médicos forzados y condiciones críticas de detención”.

En este contexto, la Santa Sede renovó por segunda vez el acuerdo provisional y secreto con Pekín sobre el nombramiento de obispos en la República Popular China, firmado en septiembre de 2018, mientras que Xi Jinping era reelegido para un tercer mandato presidencial y reabrían en Hong Kong el juicio del cardenal Joseph Zen Ze-kiun, voz crítica contra la represión del régimen, actualmente bajo arresto domiciliario.

Mientras tanto, en la isla no hay un nuncio desde el lejano 1972, sino un simple “encargado de negocios interino”. Entonces, la pregunta es obligada: ¿cómo son las relaciones entre la Santa Sede y la República de China (Taiwán)? ¿La ausencia de un nuncio en Taiwán puede ser consecuencia de la presión china? “Las relaciones entre Taiwán y la Santa Sede han sido bastante estables en los últimos años, aunque ha habido algunas discusiones sobre el hecho de que el Vaticano continuaba estableciendo relaciones diplomáticas con China. Varios funcionarios de alto rango nos han asegurado repetidamente que este diálogo entre el Vaticano y China se refiere a cuestiones religiosas, que no se refieren a cuestiones políticas y nos dijeron que no nos preocupáramos por eso”.

El 5 de octubre, Taiwán celebró 80 años de relaciones diplomáticas con la Santa Sede con una recepción en Roma, que contó con la presencia de varias personalidades del Vaticano, incluido el arzobispo Paul Richard Gallagher, quien confirmó en su discurso la relación amistosa con la China democrática: “Agradezco a Taiwán y a la Embajada por las actividades solidarias realizadas recientemente, especialmente en el contexto de la pandemia. Deseo reconocer el gran trabajo realizado por la Embajada en apoyo a los sacerdotes y religiosos taiwaneses en todo el mundo”.

Pero cabe señalar que en esta ocasión, Monseñor Gallagher no permitió que los periodistas presentes grabaran con video su discurso. Un hecho que nunca había ocurrido en eventos celebrados con otros países, quizás para no irritar a las autoridades chinas cuando el acuerdo secreto estaba a punto de renovarse. Pero no es la primera vez que se dan situaciones sui generis con Taiwán durante el pontificado de Francisco: en el 2018, la foto del saludo entre Mario Bergoglio y el entonces vicepresidente de Taiwán, el ferviente católico Chen Chien-jen, realizada al final de un evento de canonización, fue retirada de todos los medios vaticanos; y en el 2020, la Santa Sede no se sumó al llamado para que Taiwán participara en la asamblea de la Organización Mundial de la Salud sobre el coronavirus.

A pesar de todo esto, “nuestras relaciones con el Vaticano continúan y estamos trabajando asiduamente para movilizar todo tipo de ayuda humanitaria en diferentes partes del mundo”, explicó Jaushieh Joseph Wu a la Brújula Cotidiana, subrayando la preocupación de Taipei por la persecución de Xi Jinping contra los cristianos.

No solo el Vaticano, sino toda la comunidad internacional debe pensar en la libertad religiosa en China… Nosotros, el pueblo de Taiwán, queremos trabajar con el Vaticano y con otros países amantes de la libertad para promover la libertad religiosa en China y creo que esto es fundamental más que cualquier otra cosa. Cuando vemos las discusiones entre el gobierno chino y el Vaticano sobre temas religiosos, creo que esto (la persecución religiosa) es lo más importante para discutir”.

Es evidente que la Santa Sede no puede estar satisfecha con los resultados del acuerdo con la China comunista, como tampoco puede olvidar que en Taiwán existe una democracia madura que resiste las amenazas de Xi Jinping, en donde se protegen todas las libertades y en donde la Iglesia es respetada.