Canadá, la eutanasia viene con un algoritmo
Un grupo de investigadores ha desarrollado un software capaz de predecir la muerte con seis meses de antelación, una herramienta que servirá para incrementar la presión sobre los pacientes y familiares para que eliminen prematuramente el trastorno o impulsen el abandono terapéutico. No es casualidad que la realización de este diabólico descubrimiento haya tenido lugar en Canadá, un país a la vanguardia de la eutanasia.
Nos faltaba también el algoritmo para presionar a los familiares para matar al anciano. Canadá no es solo el país en el que el descenso al infierno de la eutanasia es imparable, sino que desde hace unos días también se ha convertido en el único país en el que un software puede informar tanto al paciente como al pariente, con seis meses de antelación, que el querido familiar está a punto morir. Una nueva calculadora del día de la muerte podría predecir cuánto tiempo tienen que vivir los ancianos o los enfermos.
Se espera que la herramienta “Predictions for Elder-Life in the Community Tool” (Predicciones para la vida de los ancianos en la comunidad), apodada diabólicamente “Respeto”, debería prever la muerte con seis meses de anticipación y se desarrolló utilizando datos de cientos de miles de adultos mayores de 50 años y residentes canadienses que han utilizado la asistencia domiciliaria entre 2007 y 2013. “La Calculadora respeto permite a las familias y a sus seres queridos planificar los últimos seis meses de vida de su ser querido enfermo... Por ejemplo, puede ayudar a un adulto a planificar cuándo tomarse tiempo libre en el trabajo para estar con su padre o decidir cuándo organizar las últimas vacaciones familiares”, dijo la Dra. Amy Hsu, investigadora del Bruyère Research Institute y autora principal del estudio.
Estos (locos) científicos e investigadores esperan que el sistema de cálculo pueda ser utilizado por los profesionales de cuidados paliativos y los médicos (para saber cuándo dejar de curar), por el personal de atención domiciliaria, pero también por los propios enfermos para 'planificar' su salida con eutanasia a tiempo. La investigación que describe el método para calcular el 'tiempo de vida restante' se publicó en el CMAJ (Canadian Medical Association Journal) en la edición del pasado 5 de julio.
La calculadora estadística se compone de datos de 435.009 adultos y pudo identificar 122.823 muertes dentro de los seis meses posteriores a la muerte con un intervalo de confianza del 95% que alcanza el 98,2% en la definición de los grupos de alto riesgo de “muerte”. Otra encuesta que representó a 139.388 adultos pudo identificar 20.015 fallecimientos dentro de los seis meses posteriores a la muerte. La edad promedio de las personas evaluadas tenía 79 años y el 65% eran mujeres. El 60,8% estaba formado por personas que padecían hipertensión, el 26,8% padecía enfermedad coronaria y el 23,5% había desarrollado Alzheimer u otras formas de demencia. Otro 20% de los pacientes había sufrido un accidente cerebrovascular o padecía la enfermedad de Parkinson, cáncer o insuficiencia cardíaca. Solo el 1.3% había sido pronosticado por los médicos tratantes para solo seis meses de vida y murieron en ese período de tiempo.
¿Se imaginan lo que podría significar saber que, aunque se está suficientemente bien y su médico tiene esperanzas en su salud, usted y su familia estén informados de que solo le quedan seis meses de vida? Una tragedia para muchas personas, una oportunidad de conversión para quienes tienen fe, un ahorro en los costos de atención médica para el gobierno canadiense.
No está nada contento con este descubrimiento el bioético de la Universidad de Toronto Kerry Bowman: la implementación de tal calculadora en el sistema de salud podría potencialmente ser un “campo minado ético... Usar una herramienta como esta sin hacer un análisis social, cultural y ético que concierna a la persona singular y al contexto familiar y comunitario en el que vive no es una cosa inteligente”. Además, hay pocas dudas de que, si se introduce la 'calculadora de los últimos seis meses de vida' en el sistema de salud canadiense, podría influir fuertemente en la difusión de la eutanasia o la asistencia médica para morir (MAiD) y podría remodelar los cuidados paliativos.
El nuevo algoritmo no solo repercutirá en la vida de los pacientes y sus familias, sino también en la actitud de los profesionales sanitarios: el cuidado y la atención serán los mismos o, conociendo la ‘próxima muerte’, ¿el paciente será abandonado o empujado a morir antes de tiempo? Solo la idea de que las decisiones cruciales e íntimas sobre el cuidado del paciente pronto puedan ser guiadas por un algoritmo introducido en un sistema de modelación por computadora, en lugar de evaluaciones individuales y médicas, es muy alarmante.
Digamos más, este modelo también podría estar equivocado y, como muchos de nosotros hemos comprobado en nuestra experiencia familiar, aunque a nuestros seres queridos les han dado pocos meses de vida, han vivido años y nos han sorprendido con las mejorías.
El algoritmo de los investigadores canadienses es solo un intento más de imponernos un concepto de 'calidad de vida' que se basa en parámetros utilitarios y consumistas, donde las personas son valoradas por su utilidad y no por su dignidad humana. Solo en un país como Canadá, donde se promueve la eutanasia como parte integral del cuidado personal, se podría llegar a imaginar una herramienta de pronóstico de este tipo, promoviendo mejor la muerte del paciente. Solo una ciencia que se crea peligrosamente omnipotente puede hacer esto. Solo Dios conoce el día y la hora de nuestro segundo nacimiento en el cielo. El algoritmo 'Respect' pronto podría convertirse en otra herramienta para promover la eutanasia en Canadá.