San Marcelino de Ancona por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Animo, soy yo

Entró en la barca con ellos y amainó el viento (Mc 6,51)

Después de haberse saciado los cinco mil hombres, Jesús enseguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar.

Llegada la noche, la barca estaba en mitad del mar y Jesús, solo, en tierra.

Viéndolos fatigados de remar, porque tenían viento contrario, a eso de la cuarta vigilia de la madrugada, fue hacia ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo.

Ellos, viéndolo andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque todos lo vieron y se asustaron.

Pero él habló enseguida con ellos y les dijo:
«Animo, soy yo, no tengáis miedo».

Entró en la barca con ellos y amainó el viento.

Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque tenían la mente embotada.

(San Marcos 6,45-52)