Abatir la desesperanza

«Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho. No os dije estas cosas desde el principio porque estaba con vosotros». (Jn 15, 26 - 16,4)

La ayuda por parte del Espíritu Santo nos es indispensable durante toda la vida terrenal puesto que la Fortaleza que Él nos da, nos servirá para no sentirnos desanimados en las pruebas cotidianas, como tampoco en las grandes persecuciones. Recordemos rezar siempre al Espíritu Santo para no caer en la desesperanza, cuando la incomprensión y el aislamiento sean las primeras formas de persecución que conoceremos.