Santa Zita por Ermes Dovico
¿LOS NEGROS SON LOS MÁS AFECTADOS?

Y la llaman ciencia: ahora el Covid también es racista

“El Coronavirus también es racista: ha provocado disparidades raciales entre blancos y negros”. La acusación proviene de prestigiosas revistas científicas como New England Medical Journal y The Lancet, según las cuales hay que hablar de racismo estructural porque el virus ha producido disparidades raciales que han afectado a minorías étnicas. Pero así no se hace medicina, sino trabajo ideológico. En realidad, se trata del factor social que concierne a las condiciones económicas, el nivel de educación y la posibilidad de acceso a los tratamientos. Y si toman como modelo un Estado con una fuerte concentración afroamericana como Luisiana, el dato salta a la vista. De hecho, basta con ir a otros países como Italia, para descubrir que el racismo no tiene nada que ver.

Internacional 21_08_2020 Italiano English

En los últimos meses realmente hemos leído de todo sobre la epidemia de Coronavirus, pero nunca hubiéramos pensado que el virus fuese además racista; además de ser la amenaza global que nos dijeron; además de ser un monstruo para el que no existe cura (según el discurso oficial) y que se erradicará exclusivamente con una vacuna (siempre que no sea rusa). Lo han escrito, en curiosa simultaneidad, dos importantes revistas médicas: New England Medical Journal y The Lancet.

“Cuando hablamos de Coronavirus debemos usar la palabra racismo”, han sentenciado en Estados Unidos e Inglaterra. Una acusación muy dura, que hace del Coronavirus algo muy cercano al concepto de mal absoluto. Según las dos revistas, el Covid-19 no afecta a todos de la misma manera: crea disparidades raciales.

De momento, hay más de cuatro millones y medio de casos confirmados de Coronavirus en los Estados Unidos de América. No existen censos certeros y oportunos, dicen los autores del artículo, pero muchos de ellos (¿cuántos? No se sabe) son afroamericanos. El artículo sugiere un método de investigación aproximado, o peor, sin base científica, pero lo importante es intentar correlacionar el Covid con el concepto de disparidades raciales que afectan a las minorías étnicas, y en particular a las comunidades negras de América.

El editorial del New England Journal of Medicine está dirigido:

“La pandemia Covid-19 demuestra claramente cuál puede ser la relación entre el racismo estructural, los factores de riesgo social y la salud pública. La revista escribe que las cifras de los Centers for Disease Control and Prevention con respecto al Covid-19 muestran datos de infección y mortalidad con alta incidencia en regiones geográficas específicas como Louisiana. Por otro lado, es un estado con un alto porcentaje de población afroamericana. Pero según la NEJM nos encontramos ante un "racismo estructural": es decir, según la revista, “esas formas en que las sociedades alimentan la discriminación a través de sistemas de desigualdad que se refuerzan entre sí, ha recibido poca atención en los estudios destinados a evaluar salud de la población. Pero un metaanálisis de 293 estudios disponibles reveló que el racismo está asociado de manera significativa y directa con una peor salud física y mental”.

Lo que la revista médica estadounidense denomina “racismo” es en realidad un factor conocido desde hace mucho tiempo, el factor social que afecta a personas de todas las etnias y colores. Es el factor que incide en las condiciones económicas, el nivel educativo, la posibilidad de acceso a la atención. Sin embargo, nunca se habló de “racismo”, ni siquiera para una enfermedad como la tuberculosis, la causa de muerte infecciosa más mortal del mundo, que ocasiona la muerte de 1,5 millones de personas al año (cifras que hacen palidecer al Covid).  Sobre todo, en algunos países del sudeste asiático y África. Nadie ha hablado nunca de racismo. Se trata de factores de riesgo ambientales, conductuales y sociales. Ninguna de las muertes por tuberculosis se debe a la discriminación racial como tal, así como ninguna de las muertes por Covid. Pero, en respuesta a una especie de dirección única, a las acusaciones del New England Journal se sumaron las del British Lancet: "Sugerimos usar la palabra racismo cuando se habla de las desigualdades raciales relacionadas con las infecciones por Covid-19”, escribieron desde Inglaterra.

“Con demasiada frecuencia reducimos las disparidades raciales a diferencias de clase o fuerzas desconocidas. En cambio, debemos reconocer que en lo que respecta al Coronavirus, los mecanismos del racismo han contribuido a resultados muy diferentes entre las minorías étnicas y los blancos”.

Sería interesante que estos distinguidos investigadores vinieran a visitar Italia. Aquí, el número de personas extracomunitarias afectadas por Covid fue muy bajo, tanto que en su momento planteó algunas hipótesis sobre una supuesta mayor resistencia genética de los africanos. En realidad, la explicación del fenómeno italiano es muy sencilla: el Coronavirus, como se ha intentado dejar claro por todos los medios, es una patología peligrosa, sobre todo a nivel geriátrico. En Italia, la edad media de las personas de origen africano es muy baja, siendo la mayoría jóvenes y de reciente inmigración. En países como Estados Unidos o Gran Bretaña, en cambio, existe una población negra mayor que se enferma al igual que la blanca. Ni más ni menos.

The Lancet, en cambio, afirma con convicción que el “Covid-19 ha evidenciado las disparidades raciales, que antes no se habían abordado en absoluto, en el centro del debate tanto entre académicos como entre el público en general. Depende de nosotros discutir estos eventos usando los lenguajes más constructivos y apropiados para abordar mejor las desigualdades raciales en salud entre las minorías y los blancos”.

Y así descubrimos que el Covid también es racista, además de feo, malo e invencible. Un verdadero monstruo. Tenemos el destinatario perfecto de la ira, de la execración pública. Tenemos un perfecto chivo expiatorio de las frustraciones humanas. Culpemos al Covid, no a los gobiernos que practican políticas equivocadas, con los sistemas de salud que no han podido enfrentar el problema de la mejor manera posible, con la desorganización adicional de la OMS.

También es el New England Journal of Medicine el que pide un cambio en aquello que llama “políticas que mantengan el racismo estructural en pie, derribando silos y creando acuerdos multisectoriales”.

Ya ni siquiera se finge hacer medicina: se hace solo trabajo ideológico.