Virtud contra vicios
No sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borrachera. (Lc 21,34)
«Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre». (Lc 21,34-36)
El discípulo fiel de Jesús está llamado a huir siempre de las tentaciones. En particular, debemos luchar contra los vicios, que nos quitan nuestra libertad y el sabor de la vida: el orgullo, la codicia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia, la pereza. Para vencer a los vicios hay que involucrarse en las virtudes opuestas. Por ejemplo, al orgullo hay que oponer la humildad (que modera el deseo de la propia excelencia). La codicia debe ser combatida con la virtud de la templanza (que modera el amor por los bienes terrenales y nos ayuda a poner nuestro corazón en el Cielo). En resumen, la lucha debe ser abordada con valentía que, como nos recuerda C.S. Lewis, no es una virtud, sino todas las virtudes en su punto de prueba.