DESPUES DE LAS PASO

Vida y familia, nubarrones negros en los cielos argentinos

¿Cuál sería la suerte más inmediata de la República Argentina? Si tenemos en cuenta los resultados de las PASO, incluso en el supuesto de que Juntos por el Cambio lograra achicar la diferencia en las elecciones finales del 27 de octubre, siguen juntándose nubarrones negros en los cielos argentinos. ¿En queda, entonces, la versión “próvida” de la actual gestión del gobierno nacional argentino? En cualesquiera de los casos, la Argentina, en lo inmediato, está en peligro.

Vida y bioética 14_08_2019

El análisis político sobre las próximas elecciones generales del 27 de octubre de 2019 para cubrir cargos ejecutivos y legislativos en la República Argentina a nivel nacional, provincial y municipal debe tener en cuenta un dato fundamental: los resultados finales de las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (las PASO) del domingo 11 de agosto. Para sorpresa de todos, la formula bajo el rótulo Frente de Todos encabezada por los precandidatos a presidente y vicepresidente Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner sacó una diferencia del 15 por ciento respecto de la fórmula denominada Juntos por el Cambio encabezada por el actual presidente de la Nación, Mauricio Macri, acompañado por Miguel Ángel Pichetto como pre-candidato a vicepresidente. Redondeando, la fórmula Fernández-Fernández obtuvo 47 por ciento y la fórmula Macri–Pichetto 32 por ciento.

Desde la perspectiva de las políticas que deben cuidar y defender la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural y a la familia fundada en el matrimonio como la alianza una e indisoluble entre un varón y una mujer, entre otros ítems de bienes no negociables que se podrían enunciar, ¿cuál sería la suerte más inmediata de la República Argentina? Si tenemos en cuenta los resultados de las PASO, incluso en el supuesto de que Juntos por el Cambio lograra achicar la diferencia en las elecciones finales del 27 de octubre, siguen juntándose nubarrones negros en los cielos argentinos.

¿En qué términos podríamos evaluar la responsabilidad política de la coalición Cambiemos (actual Juntos por el Cambio) en lo que se refiere a la gestión del cuidado y defensa de la vida humana desde la concepción?

Llama la atención, en este sentido, el esfuerzo con el que los incondicionales de Cambiemos remarcan que “el Presidente es pro-vida”. Llama la atención, decimos. 

Vayan dos botones de muestra para evaluar el carácter de “próvida” de la actual gestión de gobierno en la República Argentina: 

Hace 35 años que se viene postergando un debate muy sensible que como sociedad nos debemos: el aborto. Como más de una vez dije, estoy a favor de la vida. Pero también estoy a favor de los debates maduros y responsables que como argentinos tenemos que darnos. Por eso, vemos con agrado que el Congreso incluya este tema en su agenda de este año. Espero que se escuchen todas las voces y se tomen en cuenta todas las posturas” (Mensaje del presidente Mauricio Macri en la apertura del 136° período de sesiones ordinarias del Congreso, 1 de marzo de 2018).

¿Sobre qué deberían darse “los debates maduros y responsables? Mejor dicho, y formulando la pregunta de modo retórico: ¿sobre legalizar o no el homicidio prenatal?

Y si miramos los desafíos que les propuse en la apertura de Sesiones del año pasado [2018], verán que a pesar de las dificultades logramos avances concretos. Avanzamos en la lucha contra el narcotráfico, en modernizar el Estado, en darle impulso al turismo, en la conexión a internet; hicimos obras para mejorar la seguridad vial y logramos la creación de Parques Nacionales; lanzamos programas para trabajar por la calidad educativa, logramos debatir en forma madura sobre temas como el aborto e impulsamos una mayor conciencia y un plan de acción para la prevención del embarazo adolescente. Los argentinos estamos haciendo cambios profundos para no volver atrás nunca más. (APLAUSOS)” (Palabras del Presidente de la Nación, Mauricio Macri, en la apertura del 137° Período de Sesiones ordinarias del Congreso Nacional, Viernes 1 de marzo de 2019.

Además de la cuestión de fondo, es para sonrojarse comprobar cómo un Jefe de Estado coloca en el mismo párrafo, como “avance concreto”, someter a debate el bien innegociable del derecho al respeto de la vida humana desde la concepción con “darle impulso al turismo”, “la conexión a internet”, o “la creación de Parques Nacionales”, entre otros ejemplos.

Si a estos dos fragmentos de los discursos presidenciales le sumamos el anuncio del 9 de agosto de 2018, a horas de que el Senado de la Nación votara en contra del proyecto de ley “verde” abortista, que la despenalización del aborto sería incluida en el proyecto de ley de reforma del Código Penal.

Por no mencionar, entre otros puntos relevantes para la vida política concreta, la confección de las las listas electorales de Juntos por el Cambio para los cargos legislativos a nivel nacional y provincial, principalmente. Verde, verde, verde y, como no hay más remedio, algo de celeste.

¿En queda, entonces, la versión “próvida” de la actual gestión del gobierno nacional argentino? En cualesquiera de los casos, la Argentina, en lo inmediato, está en peligro.

Decimos en lo inmediato porque, bien visto, en las situaciones críticas se abren oportunidades para descubrir o fortalecer a personas o espacios políticos que, con auténtica vocación por el bien común no obstante las propias limitaciones, deben prepararse silenciosamente y con perseverancia para cuando alumbre el momento. En este sentido, los posibles ganadores de las elecciones del 27 de octubre no supieron contener a personas valiosas, algunas con más expertise político que otras, que buscan dónde y con quiénes restablecer la Argentina en las fuentes de su tradición histórica.

Al fin de cuentas, como todo país que debe cumplir su misión en el orden internacional, la Argentina necesita volver a sus propias fuentes: la Hispanidad forjada por los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, esa Madre España que nos descubrió, civilizó y marcó a fuego. Porque el carácter impreso a las naciones, en la historia y de cara a la Vida Eterna, es un sello indeleble que será tenido en cuenta, al Fin de los Tiempos, para gloria o deshonor de los gobernantes y los pueblos.

De otra manera, más allá de los resultados de las urnas, aunque las naciones se amotinen y los pueblos hagan vanos proyectos, y los gobernantes busquen “romper sus ataduras” y “liberarse de su yugo”, “el que reina en el cielo, se sonríe, el Señor se burla de ellos” (Salmo 2, 1-4).