Venezuela sin miedo en las calles por la libertad
En el aniversario de la insurrección contra el dictador Pérez Jiménez, los venezolanos salen masivamente a las calles para exigir salarios y una mejor calidad de vida. Ya son 500 protestas desde principios de año. Maduro no desata la represión por temor a congelar negociaciones con EE.UU. para la liberación de 3.000 millones de dólares.
Este lunes 23 de enero de 2023, los venezolanos amanecieron en la calle para exigir salarios dignos y una mejor calidad de vida. La protesta nacional fue convocada por la Coalición Sindacal Nacional de Trabajadores del sector educación, para luego sumarse los trabajadores públicos en general. Una ocasión, además, para conmemorar los hechos del 23 de enero de 1958, cuando los venezolanos se alzaron contra la dictadura del entonces presidente Marcos Pérez Jiménez para recuperar su libertad.
A las 2:00 de la tarde ya se contabilizaban 43 protestas a nivel nacional, según informó en un tuit el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, para exigir “derecho a la seguridad social, derechos laborales y derecho a la participación política”, se lee en la publicación.
“¿Cuál revolución?, este gobierno es hambre, miseria y corrupción”, gritaron centenares de caraqueños aguerridos, que caminaron si miedo desde la Universidad Central de Venezuela hasta la sede de la Fiscalía, ubicada en el centro de la capital, a pesar del cerco policial.
“Hoy salimos a las calles, hoy que se conmemora la libertad y la democracia de nuestro país, 65 años después de haber derrocado a Marcos Pérez Jiménez”, expresó Hugo Valera, trabajador del Metro de Caracas, asegurando que todos los trabajadores de la empresa estatal que controla el transporte público subterráneo se habían sumado a la protesta.
“Salimos a las calles para decirle al gobierno que queremos un cambio. Un cambio político, un cambio económico, un cambio que nos permita mejores salarios, mejor calidad de vida, que nos permita tener a nuestros hijos de regreso, que esa diáspora regrese”, dijo Valera.
Pero no es la primera manifestación del 2023: según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, los primeros 23 días del año se han registrado más de 500 protestas en todo el país suramericano, debido a la falta de respuestas por parte del régimen de Nicolas Maduro a las demandas de los ciudadanos. Las principales reivindicaciones de las protestas están relacionadas con derechos laborales, derecho a la libertad de expresión y falta de servicios públicos.
A diferencia de las protestas del 2017, en esta ocasión están desvinculadas de la conducción partidista, pues los partidos políticos que se hacen llamar de oposición al régimen sufren su peor momento de desprestigio por los innumerables diálogos fallidos, escándalos de corrupción que involucran a miembros del recién disuelto gobierno interino de Juan Guaido y presuntas vinculaciones con el chavismo.
En estas nuevas protestas, los docentes han estado en primera línea exigiendo al Gobierno salarios dignos. El salario mensual mínimo de un maestro ronda los 10 dólares y el de un profesor universitario 60 dólares mensuales, en un contexto de devaluación constante con una inflación anual del 305%, según datos no oficiales del 2022.
Además, la ocasión fue propicia para recordar a los presos políticos: “Hoy todos nos solidarizamos por esas mujeres valientes, por esas mujeres que están presas por alzar la voz, por no claudicar, con todos esos trabajadores. Y rechazamos que las cúpulas sigan dirigiendo quiénes son los que salen y los que no salen de la cárcel. No puede haber mesa de diálogo si no se liberan los presos políticos en Venezuela. Les decimos a todos los actores políticos, escuchen las exigencias de los ciudadanos”, dijo Griselda Sánchez, dirigente sindical del sector educación.
Son 274 los prisioneros políticos del régimen castro-comunista (entre ellos 151 militares), así lo reportó el pasado 17 de enero el Foro penal venezolano, la organización no gubernamental que asiste gratuitamente a los perseguidos del régimen. La información fue publicada en un tuit que además recordó que “desde el año 2014 se han registrado 15.777 detenciones políticas en Venezuela”, de las cuales “9.000 personas siguen sujetas, arbitrariamente a medidas restrictivas de su libertad”.
Los justos reclamos de los trabajadores han traído consigo las consabidas prácticas antidemocráticas de amedrentamiento, como lo son la detención al azar de líderes sindicales o el uso de la violencia, a través de los colectivos armados chavistas. Por ejemplo, el jueves 12 de enero, funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) detuvieron de manera arbitraria a nueve trabajadores de las empresas siderúrgicas del Orinoco y Bauxilum que participaban en una protesta salarial. Estas personas quedaron sometidas a un régimen de libertad restringida, teniendo prohibido volver a participar en manifestaciones públicas.
Sin embargo, “este país está dispuesto a luchar hasta recuperar su libertad y la libertad comienza por el derecho a la vida y el derecho a la vida comienza por que tengamos salario digno. No podemos vivir si no tenemos salario digno”, enfatizó Griselda Sánchez.
En la protesta nacional también participaron gran cantidad de jubilados con carteles que exigían una pensión digna. “Yo cumplí el 3 de febrero 71 años y tengo una pensión de 130 bolívares (6 dólares al mes), ¿qué se come con eso?”, preguntó Edith Peroso y explicó que el día anterior gastó 550 bolívares (aprox. 26 dólares) en 4 kilos de azúcar, 3 kilos de arroz, 3 kilos de harina y un litro de aceite. “Entonces, ¿cómo hace uno para comer”, dijo.
Los salarios de Nicolas Maduro son “salarios de miseria y hambre”, dijo la profesora universitaria Tamara Adrián. El último ajuste del ingreso fue decretado en marzo de 2022, cuando se llevó el sueldo mínimo a Bs 130, en aquel momento equivalente a 30 dólares; en cambio, hoy en día equivale 6 dólares, producto de la devaluación. Mientras que la canasta alimentaria cuesta 485,06 dólares, según datos suministrados el pasado mes de diciembre por el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación de Maestros (Cendas-FVM).
“Los profesores a tiempo completo están pasándola muy mal y la universidad se está deshaciendo. Pero no solamente la universidad, los colegios, los hospitales, en general hay que luchar por un salario digno, pero para que haya un salario digno tiene que haber desarrollo económico. Y mientras no tengamos libertad y democracia no habrá las inversiones para que se desarrolle económicamente el país”, indicó Tamara Adrián.
Y el sector salud también manifestó su rechazo al régimen chavista. “Trabajadores arrechos reclaman sus derechos… No te queremos, el pueblo no te quiere, fuera de aquí”, gritó el enfermero José Tady, mientras mostraba sus zapatos rotos.
Ahora la pregunta obligada, ¿por qué no se ha desencadenado la represión masiva de los manifestantes cómo ha ocurrido en años anteriores? Expertos aseguran que Nicolás Maduro espera la liberación de más de 3 mil millones de dólares congelados por las sanciones estadounidenses y una nueva ola represiva sólo podría desencadenar un congelamiento de las negociaciones con Washington.