Cristo Rey por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Un don tan grande

¿Cuántos panes tenéis? (Mt 15,34)

Desde allí Jesús se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él. Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Los discípulos le dijeron: «¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?». Jesús les dijo: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos contestaron: «Siete y algunos peces». Él mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos. (Mt 15,29-37)


Jesús habría podido crear de la nada los panes y los peces, como cuando creó el Universo, pero en este caso quiso pasar a través de una humilde voluntad humana, para unir a Él a aquellos que le siguen: hizo partícipes a los propietarios de algo pequeño para hacer un gran milagro. Hace lo mismo con nosotros cuando nos acercamos a la Eucaristía, haciéndonos partícipes de un don tan grande simplemente con el gesto de acogerlo dentro de nosotros. Por tanto, esforcémonos en recibir dignamente y sin distracciones la Eucaristía.