San Expedito por Ermes Dovico
ESCENARIOS

Terrorismo y Covid, la consigna es esclavizar al pueblo

Ataque terrorista en Inglaterra: las noticias tratan de amortiguar cualquier alarma. Coronavirus: las noticias alimentan un estado permanente de miedo. Hoy en día existe una especie de pánico dirigido con una población a merced del Poder. Un Poder contra el que se puede resistir sólo unidos a Aquel que ha derrotado al Poder de este mundo.

Cultura 25_06_2020 Italiano English

Sábado 20 de junio, alrededor de las siete de la tarde: en Reading, Inglaterra, en un parque abarrotado de gente, un hombre armado con un gran cuchillo se lanza primero sobre un grupo de personas y luego sobre otro, hiriendo a ciegas; finalmente es reducido por la fuerza gracias a un policía, y posteriormente detenido. Balance: tres muertos y tres heridos graves. La noticia se convierte inmediatamente en una “noticia de última hora”. Todos piensan en el ataque de un fundamentalista islámico, pero las autoridades inmediatamente declaran que no hay elementos para pensar en un acto de terrorismo.

Las horas pasan pero sigue en el aire la pregunta sobre quién y el por qué de este ataque; mientras tanto, a falta de otros detalles que indiquen el motivo de la masacre, dicha noticia pierden importancia en las principales webs de noticias. Mientras tanto se filtra la información de que el autor es de origen libio, pero ¡ay de quien se atreva a sacar conclusiones precipitadas!: No parece - afirman las fuentes de información - que tenga vínculos con grupos yihadistas. El domingo ya no se descarta la posibilidad de un acto terrorista, pero es necesario esperar al lunes por la mañana para saber que el hombre detenido por el atentado, el joven de 25 años, Khairi Saadallah, ya era conocido por los servicios secretos británicos: de hecho, se sospechaba que quería ir al extranjero por terrorismo. Como los servicios no habían encontrado rastros de riesgos inminentes, Saadallah había entrado en la lista de los cuarenta mil residentes en Gran Bretaña sospechosos de actividades extremistas pero que actualmente no están siendo investigados (los que se vigilan continuamente son alrededor de tres mil).

Mientras tanto, sin embargo, la noticia ha perdido importancia, y el artículo principal del sitio web de la BBC dedicado al suceso de Reading se centraba en las víctimas: “Tres verdaderos caballeros”, según los visitantes de un pub cercano reservado al mundo Lgbt, de los cuales los tres fallecidos eran clientes habituales.

Así, una noticia que podía causar una alarma justificada se ha silenciado diluyéndola en el tiempo. ¿Quién, de hecho, puede creer que, habiendo detenido al responsable en flagrante delito, y puesto que ya era conocido por los expertos en antiterrorismo, no se supo todo en las primeras horas? No en vano, unas horas después del arresto las Fuerzas Especiales hicieron una redada en unas viviendas de protección oficial donde se presuponía que estaba el hogar de Saadallah (una operación que, sin embargo, ha quedado escondida bajo un halo de misterio).

Este modus operandi ya es un patrón probado y comprobado en Europa: cuando se trata de probables actos de terrorismo, las autoridades oficiales y los medios de comunicación hacen todo lo posible para engañar, retrasar la información o incluso omitirla. El objetivo es claro: evitar crear pánico, evitar el juego de sembrar terror. Y al mismo tiempo se intenta evitar hablar del Islam o del islamismo para no ser acusados de islamofobia.

La consigna es: atenuar, no crear alarma en la población, no despertar sentimientos hostiles hacia una comunidad religiosa.

Por el contrario, en lo que respecta al Covid-19, la consigna es exactamente la contraria: crear alarma, mantener a la población en un estado constante de temor, despertar sentimientos hostiles hacia los que se oponen al encierro y los que quieren volver a llevar la percepción de la pandemia a su dimensión adecuada. Y una vez más, las autoridades institucionales y los medios de comunicación son aliados: durante días hemos tenido en primer plano la noticia de la nueva alarma del Coronavirus en Pekín, posteriormente el “desastre” de Brasil (que por cierto, tal y como ha demostrado la Nuova Bussola Quotidiana, no es tal desastre), y ahora los contagios en el matadero alemán.

Hablamos de un número limitado, pero sin embargo se lee como si poblaciones enteras fueran exterminadas por la nueva plaga. Todo esto para mantener a los ciudadanos en un estado de temor y dirigir la ira hacia los objetivos políticos habituales. Los enemigos del Nuevo Orden Mundial de vez en cuando, y según el caso, son tachados de negadores, soberanos, pseudo-científicos y así sucesivamente.

Hay suficiente para sospechar que el pánico y la calma son cuidadosamente pilotados por los gobiernos y los medios de comunicación, y que el pueblo está a merced del Poder. Para muchos, ciertamente, sobre todo en los medios de comunicación, la lógica del conformismo funciona, pero además ya es obvio que existe un claro deseo de imponer un sentimiento en lugar de otro a nivel mundial, algo que va mucho más allá de la influencia normal ejercida por los medios de comunicación. Los objetivos políticos, económicos e ideológicos están entrelazados y constituyen una presión muy fuerte sobre la gente común. En nombre de la emergencia se nos puede pedir todo, y el encierro ha sido un gran ejemplo de ello… ¿O tal vez un ensayo general?

Para resistir, se necesita ante todo un gran amor a la Verdad, una mirada abierta a la realidad que sólo puede permanecer mediante el uso de la razón alimentada por la fe. La batalla es contra el Poder de este mundo, y es imposible resistir hasta el final si no se está unido a Aquel que ya ha derrotado este Poder. Pero para poder vivir esta pertenencia a Cristo es necesaria una comunión visible que comienza con la familia y se extiende a las amistades que tienen su razón de ser sólo en la fe. Por eso el Poder se opone tanto a la familia y por eso la lógica del “distanciamiento social” es devastadora, ya que también nos obliga visualmente a estar aislados (hasta el punto de que incluso en la gran mayoría de las iglesias las familias se ven obligadas a sentarse separadas para asistir a la Misa).

Es necesario tomar conciencia de lo que está en juego para enfrentarnos a lo que está por venir.