Sin echarse hacía atrás
Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja (Mc 6, 8)
Llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y decía: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos». Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. (Mc 6, 7-13)
Los discípulos de Jesús no trabajan para los hombres, sino para el Señor puesto que los primeros tres mandamientos hacen referencia al amor a Dios y los restantes siete al prójimo. Es por esto que les ordena no llevar nada consigo con excepción de lo que llevan puesto y un bastón. Estos tienen, por tanto, que confiar en lo que Dios les dará a través de los hombres. Busquemos también nosotros disfrutar cada vez más este total abandono a Dios, sin echarnos hacia atrás ante nuestros deberes cotidianos.