ANIVERSARIO

Medjugorje, otro mundo es posible

El impresionante y universal testimonio de fe vivido el viernes pasado con motivo del 40º aniversario de la primera aparición de Medjugorje barrió en un solo gesto muchos discursos inútiles sobre las máscaras y el distanciamiento social. Las largas colas en los confesionarios volvieron a verse después de meses de desierto provocado por las restricciones de circulación. En Medjugorje se vive en otra dimensión, donde “el Señor amanece” mientras una “espesa niebla cubre a los pueblos” y desde donde se puede empezar a fortalecer la misión en el mundo.

Ecclesia 29_06_2021 Italiano English

Mira cómo la oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece Yahveh y su gloria sobre ti aparece. Caminarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu alborada. Alza los ojos en torno y mira: todos se reúnen y vienen a ti. Tus hijos vienen de lejos, y tus hijas son llevadas en brazos.

Estos versos del profeta Isaías (60,2-4) nos vienen a la mente mientras vivimos estos días de fiesta en Medjugorje, con decenas y decenas de miles de personas que han venido de todo el mundo para agradecer a María las abundantes gracias recibidas en estos cuarenta años o para reconfirmar su deseo de vivir según sus indicaciones.

No hay palabras suficientes para describir el espectáculo que supuso para el mundo la misa del viernes 25 de junio, para celebrar el 40º aniversario de la primera aparición en este remoto pueblo de Herzegovina. Las pocas fotos publicadas en nuestra página de Facebook pueden dar una idea del gran evento que fue.

Es un testimonio de fe impresionante y universal que, en un solo gesto, barrió con tantos discursos inútiles sobre las máscaras y el distanciamiento social: es el deseo de la vida eterna lo que mueve a este pueblo y no el miedo a la muerte terrenal. No anula el cuidado de la salud, sino que afirma que lo más importante es la salvación.

Al igual que las largas colas en los confesionarios que se han vuelto a ver en estos días después de largos meses de desierto provocados por las restricciones a la circulación de personas decididas por los distintos gobiernos como medidas anti-Covid. Esta es la verdadera vacuna que necesitamos inmensamente: la reconciliación con Dios que la Virgen ha recomendado desde la primera aparición, y de la que es fruto la reconciliación entre los hombres. Seguramente muchos de los presentes en Medjugorje estos días también habrán tenido la vacuna impuesta por los gobiernos, pero con este gesto vuelven a confirmar que su esperanza está en Cristo y no en el nuevo becerro de oro.

No es retórico decir que en Medjugorje se vive en otra dimensión, es absolutamente evidente que sobre este pueblo “amanece el Señor” mientras una “espesa nube cubre los pueblos”. Pero sería un error pensar que es un pequeño oasis al que se puede acudir de vez en cuando para escapar del mundo y recuperar el aliento. No, es evidente que se va a Medjugorje para iniciar o fortalecer la misión en el mundo. No se va a escapar de la “espesa nube que cubre los pueblos”, sino a llevar la luz del Señor a todas partes. Testigo de ello son los cientos de obras y congregaciones religiosas nacidas o inspiradas en Medjugorje.

Viviendo en la presencia de Dios y de su Madre, se puede juzgar mejor lo que sucede en las naciones, todo se ve en la perspectiva correcta. Queda claro que no se puede intentar ningún compromiso con el príncipe del mundo: que sólo es una mentira para imponer la dictadura de los LGBTI –por ejemplo- disfrazado de lucha contra la discriminación; que es simplemente mezquino hacerle la pelota a los poderosos a cambio de unas monedas para mantener las iglesias abiertas (pero siempre con menos fieles); que es absolutamente inútil un psicodrama deportivo basado no en las habilidades competitivas sino en arrodillarse o no antes del comienzo de un partido de fútbol; que una Unión Europea que sanciona como derecho humano el aborto, el más abominable de los asesinatos, está destinada a la destrucción.

Y se hace más claro que nuestra tarea es simplemente llevar a cada lugar donde estamos llamados a vivir y trabajar, a cada circunstancia que nos ocurra, la belleza que apareció en Medjugorje.

Otro mundo es posible: lo hemos visto, lo hemos experimentado y lo deseamos para todos. “El príncipe de este mundo ha sido juzgado”, y este juicio es nuestra razón de ser.