Los dones del Espíritu Santo
¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil? (Mc 8, 20)
A los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían más que un pan en la barca. Y él les ordenaba diciendo: «Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes». Y discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes. Dándose cuenta, les dijo Jesús: «¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil?». Ellos contestaron: «Doce». «¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?». Le respondieron: «Siete». Él les dijo: «¿Y no acabáis de comprender?». (Mc 8, 14-21)
Los siete panes que Jesús parte en la segunda multiplicación representan los Siete dones del Espíritu Santo que, empezando por el temor de Dios, conducen a la Sabiduría, que nos permite valorar nuestra existencia y el tiempo que estamos llamados a vivir según la lógica del Padre. La conversión consiste en este recorrido de cambio de la mentalidad, la nuestra y la de aquellos cercanos a nosotros, para los cuales estamos llamados a ser apóstoles. Busquemos, entonces, cultivar los Siete dones del Espíritu Santo.