San Columbano por Ermes Dovico
FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Los deberes de estado

¿Qué mandamiento es el primero de todos? (Mc 12,28)

Un escriba que oyó la discusión, viendo lo acertado de la respuesta, se acercó y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió Jesús: «El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos». El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas. (Mc 12,28-34)


Los mandamientos son siempre los mismos, como lo es también la necesidad de amar a Dios por encima de cualquier cosa; esto es válido siempre para todos. Lo que cambia es la modalidad con la cual es necesario amar a Dios por encima de todo. Los esposos harán cosas distintas de las que hacen los sacerdotes para transformar el amor a Dios en acciones. Ser fieles a los propios deberes de estado (cónyuges, hijos, consagrados) es el primer gran acto de amor que hacemos hacia Dios, que nos ha pensado aquí y ahora con una tarea bien precisa: lavar los platos, arreglar el jardín, limpiar los bancos de la iglesia… Si hacemos estas tareas con amor hacia los demás y hacia Dios, ciertamente no son cosas menos importantes que las que hacen quienes están llamados a luchar con fuerza y públicamente. ¿Cumples con tus deberes de estado con dedicación y amor, incluso si nadie te lo agradece?