“Los cristianos son las víctimas inocentes de la guerra entre Israel y Hezbolá”
A pesar de la prórroga hasta el 18 de febrero de la tregua entre Hezbolá e Israel, en Líbano hay una “devastación indescriptible” y “las previsiones para el futuro próximo no son halagüeñas”. Y los cristianos son las primeras víctimas del conflicto. La Brújula Cotidiana ha entrevistado al padre Abdo Raad, melquita libanés, para hablar de todo ello.
En Líbano, la tregua entre Hezbolá e Israel que expiraba el 27 de enero se ha prorrogado hasta el 18 de febrero. Según los acuerdos estipulados dos meses antes, para esa fecha Hezbolá debería haberse retirado a 30 km de la frontera con el Estado judío, dejando el control de la región sur al ejército regular libanés, y las fuerzas israelíes (IDF) deberían haberse retirado del país. En realidad, el ejército israelí sigue ocupando el sector oriental del sur de Líbano y ha causado la muerte de al menos treinta ciudadanos libaneses que intentaban regresar a sus aldeas, alentados por los dirigentes de los partidos chiíes.
El padre Abdo Raad, sacerdote libanés melquita (es decir, de rito greco-católico) de la diócesis de Sidón, actualmente Fidei donum en la diócesis de Campobasso-Bojano, acaba de regresar del sur del Líbano. Aprovechamos la ocasión para pedirle que nos cuente cómo es la vida actualmente en la región y, en particular, las dificultades a las que se enfrentan los cristianos.
Padre Abdo, ¿cómo es la situación en el sur del Líbano en estos momentos?
En los cuatro días que he pasado en el sur del país, he visitado al obispo melquita de Tiro, Su Excelencia Georges Iskandar, y las parroquias de algunos pueblos de la diócesis: Tibnin, Safad al-Battikh, Derdghaya, Baraashit. No he podido llegar hasta los pueblos fronterizos porque siguen ocupados por Israel y no está permitido ir allí. He visto una devastación indescriptible en todos los sitios a los que he ido. Las predicciones para el futuro próximo no son halagüeñas: no parece que Hezbolá tenga la voluntad de entregar sus armas al ejército libanés, ya que el Estado judío es el primero en hacer caso omiso de la tregua e incluso ha declarado que no quiere abandonar el Líbano antes de eliminar totalmente las armas y los hombres de Hezbolá.
No creo que la prórroga de la tregua hasta el 18 de febrero vaya a cambiar esta situación. Monseñor Iskandar cree que, tarde o temprano, Hezbolá respetará los pactos y abandonará completamente el sur (ya ha despejado muchas zonas) para facilitar la retirada de las IDF, el regreso de la población a sus hogares y la reconstrucción del país. Personalmente, no creo que en ningún caso Israel acepte el regreso de los libaneses a los pueblos que ya ha arrasado.
¿Cuál es la situación de los pueblos cristianos del sur? ¿Cuántos cristianos se han quedado en sus hogares durante la agresión israelí, cuántos se han desplazado y cuántos han regresado después del 27 de enero?
Los cristianos son las víctimas inocentes de esta guerra. Dicho esto, los pueblos habitados únicamente por cristianos en los que Hezbolá no tiene posiciones militares, como Rmeich, Marjayoun, Ebel al-Saqi, Ain Ebel, Al-Qlaiaah, Deir Mimas, se han salvado en gran medida de los bombardeos, aunque la guerra haya arreciado con fuerza en los alrededores. A pesar de las amenazas de Israel para que abandonaran estos pueblos, casi todos los habitantes, incluidos los sacerdotes, se negaron a abandonar sus casas, que se convirtieron en refugios para periodistas y desplazados de otros países. En cambio, en los pueblos “mixtos”, es decir habitados tanto por chiíes como por cristianos, como Yaroun, por ejemplo, los bombardeos han alcanzado iglesias y casas: varias iglesias han sido destruidas o gravemente dañadas, así como las casas de los cristianos. Le he preguntado al padre M., párroco de un pueblo destruido, por qué ocurría esto. La respuesta era previsible: los milicianos de Hezbolá se escondían en casas e iglesias cristianas, pensando que estarían protegidos y que Israel no se atrevería a bombardearlas; en cambio, las FDI bombardearon indiscriminadamente todos los edificios donde sospechaban que había milicianos de Hezbolá. De entre los cristianos casi ninguno ha regresado a los pueblos bombardeados ya que las casas están destruidas. Algunos sólo acuden los domingos para comprobar sus propiedades y reunirse para la misa o la oración; en la parroquia de Safad al-Battikh he conocido a una persona cristiana solamente. Unos pocos, cuyas casas aún son habitables, han regresado y reciben ayuda de algunas ONG para comprar combustible y alimentos. A pesar de la tregua, la población vive momentos de ansiedad y miedo, así como una gran precariedad económica. Según monseñor Iskandar, antes de la agresión israelí del pasado otoño había casi tres mil familias cristianas en toda la diócesis; hoy son menos de mil.
¿Cuál es la relación de los cristianos del sur con Hezbolá?
Hezbolá forma parte del Líbano; su gente vive codo con codo. En el sur, cristianos y chiíes comparten la vida cotidiana, los mismos sufrimientos y las mismas necesidades; comparten muchas cosas. Hezbolá ha ayudado a algunas familias cristianas cuyas casas ya no existen, del mismo modo que ha dado dinero a familias musulmanas para que puedan permitirse una casa de alquiler. Las diferencias, sin embargo, no son pocas y a veces son fundamentales. Los chiíes de Hezbolá han recibido una educación diferente, tanto religiosa como política. También hay diferencias en la forma de vestir, de comer, de beber, de rezar... Es cierto que el respeto no falta, pero los cristianos no se sienten verdaderamente libres en los pueblos predominantemente chiíes.
Durante este último año y medio de guerra he conocido a algunos cristianos en Líbano que me decían “mejor con Israel que con Hezbolá”, esperando que Israel entrara en Líbano para hacer una “limpieza” y eliminar a los chiíes del país. ¿Cuántos cristianos piensan así, sobre todo en el sur?
Fanáticos hay en todas partes: cuando ya no se puede vivir juntos, se espera que el otro sea arrojado por la borda. En mi opinión, no estamos ante un conflicto entre musulmanes y cristianos, sino ante una divergencia entre la visión sociopolítica del Líbano que tiene Hezbolá y la que tienen los cristianos. Incluso en el sur, algunos cristianos quieren acabar con Hezbolá: están hartos de cohabitar con una milicia más fuerte que el Estado que decide sobre la paz y la guerra sin pedir la opinión de los demás ciudadanos del país, incluidos los cristianos; además, también hay chiíes que no comparten el pensamiento de Hezbolá. Los cristianos no quieren la guerra con Israel, al contrario, quieren que las armas sean prerrogativa exclusiva del ejército libanés; les gustaría entablar conversaciones de paz con el Estado judío, aunque será muy difícil que esto ocurra. Hezbolá, por su parte, tiene una visión diferente y no cree en la paz con Israel, ya que el Estado judío no reconoce al Estado palestino y siempre ha querido ocupar el sur y quizá incluso todo Líbano.
¿Qué relación tienen los cristianos del sur con Israel?
Los cristianos del sur no tienen ninguna relación con Israel; no pueden entrar en Israel, al igual que todos los libaneses. Si el Estado judío sigue adelante con la ocupación, como hizo en 1980-2000, la población de la región no tendrá más remedio que sufrirla para no abandonar su tierra. A veces se acusa falsamente a los cristianos del sur de ser espías de los israelíes, lo que no es cierto. A algunos, Israel les parece un país más democrático bajo cuyo ala se puede ser más libre, pero nadie quiere que el Estado judío ocupe Líbano. Más bien, los cristianos quieren que Hezbolá cambie de estrategia y se limite a ser un partido político.
¿Cómo ven los cristianos libaneses las violaciones israelíes de la tregua y la matanza de los habitantes del sur que intentan regresar a sus hogares?
Hablar de los cristianos en general no es fácil, ya que existen diferencias entre ellos. Para algunos todavía no es seguro regresar a sus hogares porque ni Israel ni Hezbolá respetan el acuerdo pactado. Volver a casa en esta situación no parece una opción lógica. Los cristianos lamentan que sus vecinos y amigos estén siendo asesinados por Israel y piden más paciencia y más cautela hasta que haya una verdadera tregua o una verdadera paz y el ejército libanés tome el control de todo el sur junto a Unifil. Para ellos, no se trata de violaciones, sino de una guerra continua que Hezbolá también podría reanudar en cualquier momento, quizá de forma diferente. En resumen, entre Hezbolá e Israel, la vida de los pocos cristianos que quedan en el sur del Líbano no es nada fácil.
¿Están los cristianos del Líbano muy divididos en este momento en cuanto a política exterior e interior?
Yo no diría muy divididos, pero sí algo divididos, más por intereses personales que por ideales políticos. Todos los cristianos libaneses quieren más o menos un sistema de gobierno civil similar a los vigentes en los países europeos. Pero para ponerlo en práctica es necesaria una separación entre religión y política, algo que no es nada fácil en el mundo islámico, hasta el punto de que un sistema así no puede ser aceptado por los musulmanes, ni chiíes ni suníes. En materia de política exterior, nadie quiere a Irán, como nadie quiere a Israel.