Lo que en la agricultura no sucede
La cizaña son los partidarios del Maligno. (Mt 13, 38)
Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Explícanos la parábola de la cizaña en el campo». Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el final de los tiempos y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será al final de los tiempos: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su reino todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad, y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga». (Mt 13, 36-43)
Los hijos de Dios son quienes aman a Jesús y desean obedecer Sus enseñanzas, siendo así semejantes a Dios. Al contrario, los demonios y los pecadores, al perseguir únicamente su voluntad, no respetan la imagen de Dios, por lo que no llegarán al objetivo por la cual fueron creados, renunciando definitivamente a ser semejantes a Dios. Jesús no hace intervenir a los ángeles antes del Juicio final, sabiendo que, a diferencia de lo que sucede en la agricultura, donde la cizaña siempre será cizaña, antes de su muerte el malvado, si lo desea, puede convertirse. Recemos para que muchos pecadores vuelvan a la recta vía, y considerémonos a nosotros mismos en la categoría de los pecadores.