Pentecostés por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

La tentación del poder

El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor. (Mt 20, 26)

Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?». Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda». Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?». Contestaron: «Podemos». Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre». Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos». (Mt 20, 20-28)

 

Jesús, aun siendo de naturaleza divina, se hizo siervo por nuestra salvación. En la lógica de Dios el poder no es un fin para dominar a los demás hombres y así satisfacer la sed de dominio, sino un medio utilizado para servir al prójimo, de tal modo que también los otros comprendan la grandeza de la Sangre de Cristo derramada en la cruz. También los apóstoles tuvieron dificultades para entender el poder que se expresa con el servicio a los demás. Recemos para que el Señor nos ayude a no caer nunca en la tentación del poder (por muy pequeño que sea) que no está destinado al servicio de los demás, sino a la propia gloria.