Santa Cecilia por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

La tentación de la desesperación

Temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la gehenna. (Lc 12,5)

Mientras tanto, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía, pues nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis en la oscuridad será oído a plena luz, y lo que digáis al oído en las recámaras se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más. Os voy a enseñar a quién tenéis que temer: temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la gehenna. A ese tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios. Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis miedo: valéis más que muchos pájaros». (Lc 12,1-7)


Quien se siente amado por Jesús no tiene miedo porque nunca se siente solo. Por el contrario, quienes no se sienten amados porque no tienen fe en el Hijo de Dios empiezan su infierno en esta vida terrena, empezando por su cruz personal, que los aplasta puesto que Jesús no puede ayudarles a llevarla. Pidamos en la oración no sentirnos nunca abandonados por Jesús, ni siquiera en las dificultades más grandes, para no comportarnos de tal manera que caigamos en la tentación del desconsuelo.