Santa Teresa de Ávila por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

La respuesta de santa Juana de Arco

¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? (Lc 6, 39)

Les dijo también una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano». (Lc 6, 39-42)

 

Quienes en la Iglesia tienen el deber de guiar a los demás (sacerdotes, catequistas, padres, etc.) tienen que poner en el centro de su vida a Jesús y su enseñanza. En caso contrario, corremos el riesgo de actuar según lógicas prevalentemente humanas y contaminadas por el pecado. Es inevitable, por tanto, que en cada uno de nosotros haya una tendencia al mal y a la mentira que, sin el combate espiritual, toman el control de nuestra alma. Recemos al Señor para que, como respondió santa Juana de Arco a sus inquisidores, si estamos en gracia que Dios nos mantenga en ella y, si no lo estamos, que Dios nos la dé (a través del sacramento de la Confesión).