EL CASO FICO

La izquierda europea, obsesionada con ideologías y nuevos monstruos

La surrealista expulsión del primer ministro eslovaco Robert Fico del PSE por haber incluido en la Constitución solo dos sexos demuestra que los socialistas europeos ya solo siguen ideologías antihumanas.

Política 20_10_2025 Italiano

El primer ministro eslovaco Robert Fico ha sido expulsado en los últimos días del Partido Socialista Europeo (PSE), tras años de enfrentamientos por su política cada vez más nacionalista y favorable a ciertos valores civiles y cristianos de la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer. La decisión que han tomado los socialistas europeos en el Congreso de Ámsterdam ha puesto fin a dos décadas de pertenencia del partido socialista eslovaco (SMER) y de su líder a la familia de centroizquierda europea, cada vez más resignada a seguir modas pasajeras e ideologías mortíferas, sin ideales en los que inspirarse.

La decisión se ha tomado por unanimidad el pasado viernes 17 de octubre porque SMER y Fico “ya no compartían los valores democráticos y progresistas del grupo”. En resumen, se acusa a Fico y a su Gobierno, cada vez más en desacuerdo con la izquierda mainstream europea, de alimentar los ataques a periodistas y jueces, promover ideales cristianos y civiles contrarios a la ideología de género y a los privilegios LGBT+, y mantener canales de diálogo con Moscú.

En pocas palabras, una oveja negra de la que los socialistas querían deshacerse, después de que el propio Gobierno eslovaco, en las últimas semanas, promoviera la aprobación de la reforma constitucional, el pasado 26 de septiembre, de dos únicos sexos: masculino y femenino. La modificación legislativa limita además la adopción a las parejas heterosexuales casadas y establece que, a partir de ahora, será necesaria la aprobación de los padres para que los estudiantes puedan acceder a una educación sexual completa en las escuelas. Pero prohíbe la gestación subrogada, definida por el propio primer ministro eslovaco como un acto de “soberanía en materia cultural y ética”. Estas enmiendas, que entrarán en vigor el 1 de noviembre de 2025, declaran que: “La República Eslovaca solo reconoce el sexo biológico de un hombre y una mujer” y que “los padres de un niño son la madre y el padre; la madre del niño es una mujer y el padre del niño es un hombre”.

No hay nada extraño en ello, lo contrario sería irracional. Sin embargo, lo absurdo de la situación es que los socialistas eslovacos también pagan por su adhesión a la racionalidad científica, biológica, civil y religiosa cristiana de su país. Robert Fico y su partido son ejemplos paradigmáticos de la involución del socialismo europeo, cada vez más desorientado.

No es casualidad que el día anterior a la decisión de expulsar al partido y al líder eslovaco, los conocidos y habituales grupos abortistas y LGBTI de Amnistía Internacional promovieran una carta abierta muy dura y en gran parte pintoresca, firmada por unas cincuenta ONG, todas ellas apoyadas directa e indirectamente por filántropos de izquierdas del otro lado del océano, entre ellos el conocido George Soros, y difundida por todas partes posteriormente. En el texto se pide la pena máxima, medidas decididas e inmediatas por parte de la Comisión para activar: procedimiento de infracción por violación del Estado de derecho y los valores europeos, bloqueo de todos los fondos debidos a Eslovaquia.

Por lo tanto, ya es un hecho consolidado que los socialistas europeos siguen las opiniones y los lobbies multinacionales, los filántropos y los grupos de interés transatlánticos, y que han adoptado definitivamente los antivalores, los vicios y los crímenes como referencias ideales para su acción política. Estamos viendo en España, y lo hemos descrito varias veces en estas páginas, la desesperada obstinación contra la supervivencia de la nación por parte de Sánchez que, con tal de mantenerse al frente del país y ocultar la desbordante corrupción de su partido y de su familia, después de haber promovido ampliamente la ideología LGBTI y la eutanasia, en las últimas semanas ha pasado al ataque de la Constitución para incluir en ella el irracional, anticientífico y antijurídico “derecho al aborto”.

Lo estamos viendo en el Partido Demócrata italiano liderado por Schlein, que, sumándose al extremismo y a los llamamientos a la violencia de Landini, no ha encontrado nada mejor que hacer en Ámsterdam que denunciar públicamente la absurda y falsa correspondencia entre los gobiernos de derecha y las limitaciones a la libertad de prensa, cuando debería saber muy bien que no son los conservadores, ni los patriotas, ni los soberanistas los que quieren imponer límites a la libertad de comunicación, de religión y de prensa en Europa, sino muchos de sus compañeros y colegas de los partidos socialistas en el gobierno, tanto en Bruselas como en Londres o, incluso, en Madrid, como ella misma haría en Roma.

Hay que tener paciencia: los compañeros socialistas son los mismos de siempre, unidos ahora por el dinero y los ideales de nuevos monstruos e ideologías tan incivilizadas, mortíferas y antihumanas como lo era el antiguo comunismo. Hace diez días ha habido elecciones para el Parlamento de la República Checa y los socialistas no han conseguido representantes en él. Dentro de diez días se votará en Holanda y, una vez más, el líder de los “Socialistas y Verdes”, Frans Timmermans, perderá y, a pesar de la fiesta del Congreso de los Socialistas Europeos en Ámsterdam, se multiplicarán los votos a favor del gobierno de conservadores, demócratas cristianos y soberanistas.