Santa Inés de Montepulciano por Ermes Dovico
EL CASO DE SUIZA

“La enfermedad de las vacas locas mató a mi madre tras vacunarse contra el Covid”

Al principio de la campaña de vacunación era sólo una sospecha. En cambio, el desarrollo de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (conocida como la enfermedad de las vacas locas) tras la vacuna de ARNm se está convirtiendo en una sólida realidad cada vez más documentada por los trabajos científicos. Así lo demuestra el caso conocido por la Brújula Cotidiana de una mujer suiza que murió a los pocos meses de vacunarse y cuyo neurólogo reconoció una correlación con la vacuna ARNm. Pero esa mujer no era la única, como había revelado claramente un estudio clínico de Montagnier sobre 26 pacientes, en el que se destacaba que el contagio era extrañamente fulminante.

Internacional 26_07_2022 Italiano

En los últimos días, un aviso fúnebre publicado en un periódico sobre una mujer fallecida en Lugano (Suiza) se ha hecho viral en las redes sociales. La mujer se llamaba Renata Uccelli y tenía 68 años. La peculiaridad de la esquela era un agradecimiento especial escrito por su familia. Decía: “Un agradecimiento especial al neurólogo que tuvo el valor de informar sobre el efecto adverso de la vacuna anti covid y a todas las personas que la atendieron”.

La Brújula Cotidiana ha querido llegar al fondo de ese mensaje, como si se tratase casi de un mensaje en una botella, y ha conseguido localizar – a través de la funeraria - a la hija de la señora Uccelli para conocer los pormenores del caso. Así, hemos descubierto que su madre murió debido a un deterioro neurológico progresivo causado por el mal de Creutzfeldt-Jakob (normalmente conocido como la enfermedad de las vacas locas) que surgió inmediatamente después de la vacuna.

Se trata de una enfermedad rara y mortal que afecta al cerebro y provoca demencia y daños neurológicos que empeoran rápidamente con el tiempo. Pertenece al grupo de las encefalopatías espongiformes transmisibles o enfermedades priónicas causadas por una conformación alterada de la proteína priónica celular.

“Mi madre recibió la segunda dosis de la vacuna en mayo de 2021”, cuenta Moira Milani, hija de la mujer, a la Brújula Cotidiana, “y empezó a experimentar los primeros síntomas al poco tiempo. Durante el verano había sido hospitalizada por pérdida de memoria, pronunciando frases muy cortas y repitiendo la misma palabra varias veces. Los médicos querían saber si se trataba de un problema psiquiátrico o si había algo más”.

Y efectivamente, había algo más. En septiembre, la mujer (para entonces ya incapaz de valerse por sí misma) fue ingresada en un centro de acogida y en otoño volvió a ingresar en el hospital de Mendrisio. “Aparecieron bultos que se consideran marcadores (indicadores) de esta patología”, explica su hija. En febrero de 2022 llegaron los primeros resultados de las pruebas, tanto del Hospital Universitario de Zúrich como de Alemania. “En ambos casos se diagnosticó la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob por un síndrome neurocognitivo rápidamente progresivo, afasia, ataxia y abulia. Fue un mazazo para nosotros, mi madre fue empeorando progresivamente… ¡Y pensar que unos años antes había hecho el Camino de Santiago y muchas peregrinaciones a Asís! Era una mujer activa, pero en poquísimo tiempo se deterioró hasta el punto de ser totalmente dependiente de los demás”.

Renata falleció a principios de julio en Lugano y el funeral tuvo lugar el día 9: “Afortunadamente, falleció antes de que empezara a sufrir ataques epilépticos, que suelen darse durante el curso de la enfermedad”.

En los meses anteriores, Moira, por sugerencia del neurólogo, había realizado todos los informes pertinentes al sistema suizo de farmacovigilancia: “Fue él quien me habló de una correlación entre la vacunación y la enfermedad que más tarde la llevó a la muerte”.

De hecho, la correlación ya está documentada, tanto en la fase de vacunación como en la de contagio por Covid: ambas tienen la proteína spike en común. Como demuestran los estudios de Loretta Bolgan, que ya al principio de la campaña de vacunación advirtió del riesgo de enfermedades priónicas precisamente como consecuencia de la covid y la vacuna. En un estudio realizado sobre la toxicología de la proteína spike, explica: “Es importante señalar que la enfermedad de Parkinson y la enfermedad priónica de Creutzfeldt-Jakob han sido reportadas en la literatura como enfermedades causadas por COVID-19, y la de Parkinson como una posible reacción adversa a la vacuna de ARNm, apoyando un papel para un proceso neuroinflamatorio inducido por la infección viral y la formación de agregados similares a los priones en la aparición de estas enfermedades”.

Este estudio está fechado el 18 de marzo de 2021. Actualmente, Bolgan está llevando a cabo otro estudio que se publicará próximamente, precisamente sobre las enfermedades priónicas en las vacunas, en el que recopilará todo el material científico aparecido hasta el momento.

Los resultados son desconcertantes. Ya en un artículo científico de 2020 (J. Bart Classen) se destacó el riesgo de enfermedades priónicas con las vacunas de ARNm. En octubre de 2021, los investigadores de la Facultad de Medina de Pamukkale (Turquía) comprobaron que algunos pacientes que habían recibido la vacuna china Sinovac habían muerto a causa de la enfermedad de las vacas locas. 

En un artículo científico de Stephanie Seneff y Greg Nigh publicado en el International Journal of Vaccine Theory, Practice, and Research también se afirma: “A continuación, examinamos los componentes y la respuesta biológica esperada de estas vacunas, incluida la producción de la propia proteína spike y su posible relación con una amplia gama de patologías inducidas tanto agudas como a largo plazo, como trastornos sanguíneos, enfermedades neurodegenerativas y autoinmunes. Entre estas potenciales patologías inducidas, discutimos la relevancia de las secuencias de aminoácidos relacionadas con la proteína priónica dentro de la proteína spike”.

Pero el estudio más sólido sobre las enfermedades priónicas después de la vacuna ARNm sigue siendo el de Luc Montagnier, que, con Jean Claude Pérez y Claire Moret-Chalmin, ha analizado nada menos que 26 casos de vacas locas después de la vacuna, como se recoge en el artículo de Luisella Scrosati sobre el caso de la esposa del actor francés Marc Doyer, que también murió de Creutzfeldt-Jakob y se convirtió en el símbolo de un movimiento en Francia en busca de la verdad.

Los números también ofrecen pistas. En Suiza, los datos de la Oficina Federal de Salud Pública muestran que el Creutzfeldt-Jakob tuvo la mayor incidencia en una población de 100.000 personas este año y el anterior desde que se descubrió: 0,32, cuando hasta 2019 los casos rondaban el 0,2 o el 0,1. En 2020 hubo 22 casos diagnosticados (el covid seguramente sería el responsable en este caso), pasando a 28 en 2021 y ya 15 en el primer semestre de 2022.

Pero hay más. Estamos ante algo absolutamente nuevo en el campo de las enfermedades neurodegenerativas. Será crucial comprender el mecanismo por el que se desencadena la enfermedad. Normalmente, la enfermedad de las vacas locas tiene un periodo de incubación muy largo que puede durar incluso años, pero en este caso estamos ante un desencadenamiento muy rápido y fulminante. Montagner y sus colaboradores también lo señalaron cuando escribieron en las conclusiones de su estudio: “De estos 26 casos, 20 habían fallecido en el momento de escribir este artículo, mientras que 6 seguían vivos. Las 20 muertes se produjeron sólo 4,76 meses después de la inyección. De ellos, 8 tuvieron una muerte súbita (2,5 meses). Todo ello confirma la naturaleza radicalmente diferente de esta nueva forma de el ECJ, mientras que la forma clásica lleva varias décadas”.