Hacer un sitio al proyecto de Dios
Pedro respondió: «El Mesías de Dios». (Lc 9,20)
Una vez que Jesús estaba orando solo, lo acompañaban sus discípulos y les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?». Ellos contestaron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros dicen que ha resucitado uno de los antiguos profetas». Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Pedro respondió: «El Mesías de Dios». Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Porque decía: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día». (Lc 9,18-22)
Para obedecer y amar la voluntad de Dios, sobre todo cuando no la comprendemos y esta es humanamente desagradable, es necesario ser humildes, recordando que solo somos criaturas. La respuesta de san Pedro a la pregunta de Jesús está inspirada por el Padre y él la ha escuchado porque ha dejado de lado su yo. Pidamos a Jesús la fuerza para seguir el ejemplo de san Pedro, para seguir la voluntad de Dios y no la nuestra.