San Esteban por Ermes Dovico
LA ENCíCLICA

Fratelli Tutti: Y el verbo se hizo líquido (en 37 mil palabras)

La encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco presenta en sus 138 páginas (tres veces la Rerum Novarum) un texto líquido que se puede descomponer y volver a montar. Abandonando la Doctrina, ¿qué utilidad pastoral puede tener una encíclica que es un gran contenedor de afirmaciones de diversa índole de las que se pueden extraer diversos significados? Éste es el caso, por ejemplo, de la palabra “globalización”, acerca de la cual no se entiende qué postura toma la Iglesia.

Ecclesia 06_10_2020 Italiano English

Al abrir y leer la nueva encíclica del Papa Francisco Fratelli Tutti lo que sorprende más allá de los temas tratados, las reflexiones propuestas o las líneas de acción sugeridas, es la pregunta sobre la verdadera utilidad de los documentos con estas características redaccionales. La encíclica de 138 páginas plantea varios problemas de contenido que deben considerarse adecuadamente, pero en primer lugar plantea el problema de la utilidad de escribir en sí misma una encíclica de 138 páginas.

La Rerum novarum de León XIII tenía 13.758 palabras, la Fratelli tutti 37.287 o lo que es lo mismo, más de tres Rerum novarum juntas. O bien León XIII tenía poco que decir o el Magisterio ha cambiado. El hecho de que León XIII dijese poco porque no tenía mucho que decir se ve contradicho sin lugar a dudas por el valor de la encíclica como “paradigma permanente”, y por el hecho de que haber suscitado “la actividad fecunda de millones y millones de hombres, quienes a impulsos del magisterio social se han esforzado por inspirarse en él con miras al propio compromiso con el mundo”, como escribió Juan Pablo II en Centesimus Annus. Así que no queda otra que suponer que el Magisterio ha cambiado, y cabe preguntarse si el hecho de haberla inflado tanto proporciona mayores garantías de que también será seguida por una “actividad fecunda”.

Recorriendo las páginas de Fratelli tutti entendemos a qué se debe esta “fermentación” del texto. En primer lugar, las partes dedicadas a la presentación de la situación histórica del momento han aumentado mucho. No se puede argumentar que en la época de la Rerum novarum la situación era menos compleja que ahora. Sin embargo, los rasgos con los que la encíclica fotografió la situación fueron crudos y esenciales, en la certeza de que estos análisis sociales pierden vigencia pronto y que si un texto quiere perdurar más allá de la contingencia, no puede extenderse en ellos. En la Fratelli Tutti, en cambio, el análisis es bastante largo, a menudo entrando en detalles sociales, históricos y económicos, incluso minúsculos, hasta el punto que supera la parte “normativa” que en la Rerum novarum, por otra parte, era definitivamente predominante. 

El peligro de un texto magistral que se centra en el marco sociológico e histórico es utilizar lenguajes, evaluaciones y observaciones de tipo sociológico. Las expresiones de este tipo son por su propia naturaleza cuestionables, tanto porque se refieren a observaciones empíricas que pueden ser cuestionadas sobre la base de otras observaciones empíricas, como porque los expertos en la materia –sociólogos o economistas por igual- dan interpretaciones diferentes para los mismos fenómenos observados. Por lo tanto, lo que sucede es que Fratelli Tutti está llena de proposiciones cuestionables.  Esto ya era evidente en el Laudato si’ en lo que respecta a la cuestión del clima y del medio ambiente, y se vuelve a poner de manifiesto en la Fratelli Tutti, a partir de la presentación de la pandemia de Covid al concepto de “sociedad abierta”. Aquello de lo que no se está seguro y que está en discusión no puede ser considerado Magisterio, lo cual amplía enormemente las partes que no son Magisterio en un texto de Magisterio. El efecto es la secularización de los documentos del Magisterio, en los que se dicen muchas cosas cuestionables. Si estas mediciones sociales fueran tan importantes habría que escribir una encíclica cada año dada la velocidad de los cambios, pero en este caso el Magisterio de estos documentos sería de corta duración. La Rerum novarum, en cambio, sigue enseñando hoy en día precisamente porque sólo tenía 13.758 palabras.

Retomando constantemente los mismos temas, un texto tan largo acaba por un lado repitiéndose y por el otro presentando diferentes aspectos del mismo problema de modo que al final no está claro cómo evaluarlo a la luz del Evangelio y de la ética natural. En la Fratelli Tutti, por ejemplo, éste es el problema de la evaluación del fenómeno de la globalización. Desafío a cualquiera a que extraiga del texto de la encíclica la posición de la Iglesia sobre este fenómeno y las directrices de acción formuladas por ella. Una encíclica concebida así se convierte en un gran contenedor de afirmaciones de varios tipos, de varios niveles, de diferentes “naturalezas afirmativas” –declaratoria, exhortativa, parenética, hipotética, asertiva, normativa, observacional- de las que se pueden extraer varios significados, combinando de manera diferente los componentes del texto. Y esto sin tener en cuenta el continuo retorno a temas ya ampliamente examinados por el Magisterio actual –basta pensar en el tema de la inmigración- o el uso reiterado de fórmulas –como “levantar muros” o “cultura de la confrontación”- que se prestan a un uso de tipo eslogan.

Con estas observaciones no he dicho absolutamente (todavía) nada sobre el contenido de la Fratelli Tutti, pero me he detenido en algunos aspectos de su estructura comunicativa. La primera preocupación de la Iglesia hoy en día ya no es la doctrina sino el ministerio pastoral. Pero uno se pregunta precisamente qué uso pastoral puede hacerse de tal texto. Un texto fluido o líquido que se puede descomponer y recomponer, que combina proposiciones de diferentes tenores, que utiliza frases-eslóganes que hoy en día pertenecen a un repertorio consolidado y que se han vuelto demasiado comunes y mecánicamente repetitivas.

Leyendo la Rerum novarum se podía comprender que algunas (pocas) frases ilustraban la situación, que otras indicaban la valoración de la Iglesia desde el punto de vista de la moral natural, que otras expresaban los fundamentos dogmáticos y revelados, que otras indicaban los caminos obligatorios para la acción social y otras sólo eran hipótesis que podían ser libremente interpretadas o evaluadas a lo largo del tiempo. Ahora las cosas se han complicado y hemos llegado a 37.287 palabras.