San Gregorio Magno por Ermes Dovico
FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

El tiempo del Reino

Al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón (Lc 4,44)

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón.

La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella.
El, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles.
Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban, y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando.

De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban y decían:
«Tú eres el Hijo de Dios».

Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.
Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar desierto. La gente lo andaba buscando y, llegando donde estaba, intentaban retenerlo para que no se separara de ellos.

Pero él les dijo:
«Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado».

Y predicaba en las sinagogas de Judea.

(San Lucas 4,38-44)

Después de pronunciar muchas palabras y realizar milagros, Jesús siente la necesidad de retirarse a la soledad, a un lugar desierto. Pero la multitud, atraída por su presencia, lo alcanza e intenta retenerlo. Sin embargo, su misión lo llama a otro lugar: debe anunciar la Buena Nueva también a otras ciudades. Solo aquellos que realmente eligen seguirlo pueden permanecer con Él. ¡Qué diferente es la forma en que Jesús vive el tiempo en comparación con los grandes personajes de la historia! Mientras que muchos líderes humanos buscan el consenso prometiendo bienestar y éxito inmediato, Jesús propone un camino exigente, a menudo marcado por dificultades, pero orientado hacia la plenitud del Reino de Dios. Mientras que los hombres desean estar entre la multitud para ser aclamados, Jesús a veces elige el silencio y el retiro. ¿Tus días están guiados por la búsqueda del consenso y el beneficio personal o por la auténtica sed de Dios y de su Reino? ¿Alguna vez has intentado reservarte momentos de silencio para escuchar la voz de Dios?