Pentecostés por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

El reino de los cielos

Al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra. (Mt 13, 46)

«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?». Ellos le responden: «Sí». Él les dijo: «Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo». (Mt 13, 44-52)


Alcanzar el Reino de los Cielos, o sea la salvación eterna, tiene que ser el primero de los objetivos de nuestra vida en esta tierra. De hecho, no tenemos más que esta vida para apoyarnos en Dios y ser fieles a Sus mandamientos. Empeñémonos en no desperdiciarla complaciendo nuestros instintos más bajos, sino más bien aprovechemos las ocasiones que tenemos a diario para complacer a Dios.