El camino de en medio no existe
No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz. (Mt 10,34)
«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa». Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades. (Mt 10,34-42. 11,1)
Jesús, bondad infinita, no querría la división entre los hombres; sin embargo, Él también es la Verdad y como tal no puede mentir y pretender que no haya problemas o que todos lo acepten. Jesús sabe bien que no puede ser amado por quienes prefieren seguir viviendo en la mentira y el pecado. Estos querrán eliminar a los que, por su adhesión a la verdad, ponen de manifiesto su pecado: por eso siempre habrá divisiones y los buenos serán perseguidos. Y tú, ¿de qué lado quieres estar? Recuerda bien que no existe el camino de en medio: o con Jesús o contra Él.