San Expedito por Ermes Dovico
FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Educadores para el Paraíso

 Y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. (Mc 10,44)

Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir». Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?». Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda». Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?». Contestaron: «Podemos». Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado». Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, llamándolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos». (Mc 10,35-45)

 

Gracias a la pregunta de Santiago y Juan, Jesús aprovecha la ocasión para reiterar a los demás apóstoles que, en la futura Iglesia, el papel de la comunidad cristiana será mayor cuanto mayor sea el servicio que se ponga a disposición de todos. Por ejemplo, los sacerdotes no deben expresar su opinión personal, sino lo que dice la Palabra de Dios. Pero no solo los sacerdotes, sino también los profesores, los catequistas y los padres deben anunciar la Palabra de Dios en la educación de las generaciones jóvenes.