Santa Cecilia por Ermes Dovico

FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

Contra el pecado mortal

Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. (Lc 12,35)

«Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo. Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos». (Lc 12,35-38)


Con los hechos de la vida y las personas que pone en nuestro camino, Dios puede, en cualquier momento, llamar de nuevo con fuerza a cada uno de nosotros para que acojamos Su voluntad y para rendirle cuentas a Él de nuestra respuesta. Es necesario, por tanto, estar siempre en amistad con Dios, es decir, en estado de Gracia, luchando sin descanso contra el pecado, sobre todo si es mortal.