Big Tech censura a los cristianos y Europa complaciente
Europa, invadida por el poder abrumador de los lobbies de las Big Tech, le guiña el ojo a todos los que se oponen a la propuesta cristiana. La alarma levantada por hombres de cultura, juristas, líderes de ONG que han trazado algunas líneas de defensa para superar la censura de los gigantes de la web.
Es conocido y muchos casos recientes lo confirman: el poder de las grandes empresas de internet como Facebook, Amazon, YouTube y Twitter sobre la vida pública es una amenaza para los grupos religiosos que defienden la vida del feto, el matrimonio y la familia natural, la sexualidad biológica y cualquier otro principio no negociable. Europa, invadida por el poder abrumador de los lobbies de las Big Tech, le guiña el ojo a todos los que se oponen a la propuesta cristiana.
La semana pasada en el evento organizado por el Napa Legal Institute en California, varios juristas, hombres de cultura, periodistas y líderes de ONG compartieron esta alarma y trazaron unas líneas de defensa proactivas para superar estas censuras de los gigantes de la web. En primer lugar, siempre se debe pensar en lo peor, es decir, planificar con anticipación y asumir que si se trata de una organización religiosa o una organización basada en la fe que opera en público y se centra en un tema relacionado con la vida, el matrimonio, la sexualidad, la antropología cristiana, puedo arriesgarme a ser censurado por las redes sociales en cualquier momento, ocultado por Google o bloqueado en las donaciones por PayPal.
El debate de la semana pasada destacó cómo la censura de las Big Tech no afecta tanto a quienes dirigen comedores populares o refugios para personas sin hogar, sino a quienes están “pensando, argumentando y debatiendo los temas culturales más importantes, dando razones ‘no alineadas’ con aquellas de Silicon Valley”. El famoso autor Ryan T. Anderson, quien vio uno de sus libros cancelado por Amazon en febrero de 2021, denunció cómo Amazon ha adquirido un poder casi monopólico.
La compañía controla alrededor del 80-90% de todas las ventas de libros electrónicos y ha construido un dominio del mercado, especialmente en estos años de pandemia, como una tienda de todo. La verdad es que “ni siquiera sabremos qué libros nunca se publican, qué autores son censurados, qué editoriales rechazan propuestas, todo por temor a que Amazon no los venda”, dijo Anderson. Al panel de discusión también se unió Carl R. Trueman, un profesor evangélico de Pensilvania y autor de varios libros que fue censurado en mayo y a principios de agosto por YouTube, por el contenido Profamilia de sus conferencias.
El propio Joshua D. Holdenreid, vicepresidente del Instituto Legal de Napa, ha anunciado un manual para ONG que puede ayudar a evitar perder los contactos, donantes, documentos, en caso de que Big Tech los cancele o suspenda (de-platforming), etc. Las ONG cristianas, en resumen, deberían identificar los servicios centrales que dependen de las grandes tecnologías, desarrollar un plan a corto plazo para responder (si hay una interrupción del servicio) y desarrollar un plan a largo plazo para reducir la dependencia de los gigantes de la web que ya han mostrado evidencias de censurar contenidos, autores o temas cristianos.
Los peligros de dominación y de censura impuestas por estas oligarquías son aún más graves en Europa donde el 31 de agosto varios periódicos online informaron la alarmante noticia de cómo las Big Tech se han convertido en los mayores cabilderos de las instituciones europeas. Google, Facebook y Microsoft (Alphabet Inc, Facebook Inc y Microsoft Corp) y las otras compañías de redes sociales superan en el gasto de cabildeo incluso a los sectores farmacéutico (a pesar de las vacunas Covid 19) y de combustibles fósiles (a pesar de la discusión sobre el Green Deal). El informe que denuncia esta supremacía de los lobbies de las Big Tech en Bruselas fue editado por las organizaciones independientes Corporate Europe Observatory y LobbyControl.
El estudio descubrió que 612 empresas, grupos y asociaciones gastan más de 97 millones de euros al año para hacer lobby sobre las políticas de economía digital de la UE. Google encabeza el gasto con 5,75 millones de euros, seguido de Facebook con 5,5 millones de euros, Microsoft con 5,25 millones de euros, Apple con 3,5 millones de euros, Huawei Technologies Co Ltd con 3 millones de euros y Amazon.com Inc en sexto lugar con 2,75 millones de euros. Mientras que Google, Microsoft y Huawei han declarado la absoluta transparencia de sus actividades, Facebook, Apple y Amazon no quisieron hacer ningún comentario a los curadores de la investigación.
La Comisión Europea, que en los últimos días no da una gran imagen de seguridad y de guiar los destinos del continente, se ha refugiado en una inquietante comunicación del portavoz: “La Comisión está abierta a encontrarse con quien quiera hablar con nosotros. La Comisión no controla y no controlará quien solicita reuniones, ni con qué frecuencia. Además, no le corresponde a la Comisión explicar o comentar las estrategias de lobby de las distintas empresas y representantes de intereses”. Si bien en Europa e Italia no faltan casos de censura de autores, contenidos, reuniones, argumentos cristianos para la Comisión Europea, su excesivo poder no es un problema. Para la Comisión, el lobby de organizaciones estrechamente vinculadas con George Soros, otro abierto opositor de los valores cristianos tampoco ha sido un problema. A modo de ejemplo: la 'Osepi' (Open Society European Policy Institute) se ha reunido con varios Comisarios y sus Jefes de Gabinete en 18 ocasiones desde enero de 2020 hasta hoy, ha gastado unos 4,5 millones de euros en 2020 para sus actividades de lobby y emplea a 14 personas ; ILGA Europe (LGBTI), en el mismo período, se reunió con Comisarios y funcionarios en 12 ocasiones, emplea a 5 personas y gastó más de 1 millón de euros; la EPF (pro aborto) ha tenido solo dos reuniones, emplea de 2 a 7 personas y de un presupuesto de 4 millones dice gastar alrededor de 250 mil en cabildeo. La galaxia de organizaciones vinculadas a Soros sin duda lleva a cabo una acción de lobby igual a la de la 'Big Tech' más poderosa. No sacamos conclusiones, pero los hechos indican al menos una complicidad creciente de la Comisión con cualquier poder que quiera abolir la visión cristiana de la esfera pública.