Pequeñas o grandes

Mientras tanto, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía, pues nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis en la oscuridad será oído a plena luz, y lo que digáis al oído en las recámaras se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más. Os voy a enseñar a quién tenéis que temer: temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la gehenna. A ese tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios. Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis miedo: valéis más que muchos pájaros». (Lc 12,1-7)

Quién es hipócrita aparenta tener creencias, opiniones, virtudes, ideales, sentimientos y emociones que en realidad no posee. Y esta simulación, a menudo, es desenmascarada por quien, siguiendo a Jesús con humildad, posee de verdad estas cualidades. He aquí porque los falsos bondadosos se la tienen jurada a los discípulos de Jesús y los persiguen. Confía en Jesús y en el Espíritu Santo para no ceder ante la tentación del miedo y de la angustia durante las persecuciones, ya sean grandes o pequeñas.