San Pascasio Radberto por Ermes Dovico
FRAGMENTOS DEL EVANGELIO

La posesión demoníaca

El que no está conmigo está contra mí. (Lc 11,23)

[Estaba Jesús echando un demonio… La multitud se quedó admirada], pero algunos de ellos dijeron: «Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por lugares áridos, buscando un sitio para descansar, y, al no encontrarlo, dice: “Volveré a mi casa de donde salí”. Al volver se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio». (Lc 11,15-26)


La posesión demoníaca puede ocurrir sin que el endemoniado tenga culpa alguna. Pero a veces no es así y puede suceder por la poca prudencia en cuanto al uso de prácticas satánicas o por el constante incumplimiento de los mandamientos, que pueden abrir las puertas a Satanás. Independientemente de las posesiones demoníacas, estemos atentos y no perseveremos en los pecados, el primer camino y el preferido del demonio para separarnos de Dios y hacernos sufrir, tanto ahora como en el más allá.